Num.17
Num.17: sumario y editorial
 
 

 

Entrevista con Ian Hacking

Asunción Álvarez Rodríguez [*]


 
 

Ian Hacking ha publicado cuatro libros en español, ¿Por qué el lenguaje importa a la filosofía? (Buenos Aires: Sudamericana, 1979), La domesticación del azar (Barcelona: Gedisa, 1991), El surgimiento de la probabilidad (Barcelona: Gedisa, 1995), y ¿La construcción social de qué? (Barcelona: Paidós, 2001). Además, es el autor de, entre otros libros, Representing and Intervening, Mad Travelers: Reflections on the Reality of Transient Mental Illness, y Rewriting the Soul: Multiple Personality and the Sciences of Memory. Actualmente es el primer filósofo anglófono en ocupar una cátedra en el Collège de France de París.

1. Usted es conocido en España principalmente por sus dos libros sobre la filosofía e historia de la probabilidad. Sin embargo, también ha escrito sobre temas tan diversos como el realismo científico, la relación del lenguaje y la filosofía, la naturaleza de los trastornos mentales y las tipologías psiquiátricas, o el construccionismo social (refutando así, por cierto, la idea de que los filósofos necesariamente deben especializarse en una sola área para ser tomados en serio). Obviamente, sus intereses son muy amplios, pero ¿ve usted algún hilo o hilos conductores a lo largo de su trabajo?

Prefiero responder a esta pregunta al final, haciendo uso de mis respuestas a sus otras preguntas. Hallará usted que el modo en que respondo es en sí mismo parte de la repuesta a su pregunta.

Sin embargo, me gustaría aclarar – y revisar – dos presupuestos implícitos en su pregunta. Se refiere usted a mis dos libros sobre la filosofía y la historia de la probabilidad, El surgimiento de la probabilidad y La domesticación del azar. Quiero ser más específico acerca de la filosofía y la historia de la probabilidad. No pienso en estos dos libros como "historia". Son usos filosóficos del pasado, el uno es una arqueología y el otro una genealogía en el sentido de Michel Foucault.

Segundo, dice usted que he escrito sobre el "realismo científico". Sí: usted se refiere a Representing and Intervening (1983). Pero el verdadero tema del libro es el papel del experimento en la ciencia. Quería invertir la tradicional jerarquía de la teoría sobre el experimento. El realismo científico era un tema de moda en aquel momento. Resultaba conveniente colgárselo a un libro que nadie creía querer – la filosofía de la ciencia experimental, una especie de movimiento de "Retorno a Francis Bacon". Resultó que este libro abrió todo el campo de la filosofía e historia de la ciencia al pensamiento acerca del experimento. Digo "resultó" porque, sin yo saberlo en aquel momento, otras personas brillantes y más jóvenes estaban escribiendo sus libros – Peter Galison, Simon Schaffer and Steven Shapin, por ejemplo. Y también estaba el estudio "antropológico" anterior, La vida del laboratorio, de Bruno Latour y Steve Woolgar, de los que no tuve siquiera conocimiento hasta más adelante.

2. En el capítulo 1 de La domesticación del azar, usted dice: "El acontecimiento conceptual más importante de la física del siglo XX fue el descubrimiento de que el mundo no está sujeto al determinismo." En su libro, usted rastrea las consecuencias que la introducción en el siglo XIX del concepto de azar en las ciencias naturales tuvo para las ciencias sociales. Los actuales avances en genética se interpretan a menudo como una reaserción del determinismo en lo tocante al individuo, esto es, en la idea de que los rasgos de personalidad, los desórdenes mentales, las enfermedades físicas, etc., ya están determinados por el código genético en el momento del nacimiento. ¿Cree usted que la ciencia natural volverá a influir sobre las ciencias sociales en este sentido contrario?

Respuesta breve: "no". Pero antes he de aclarar los presupuestos de su pregunta. Sí, yo dije eso acerca de la física de principios del siglo XX. Pero el libro no trata sobre "la introducción del concepto del azar en las ciencias naturales en el siglo XIX". Por el contrario, digo que el azar fue domesticado por lo que sucedió en nuestro pensamiento acerca de asuntos humanos. Capítulo tras capítulo ilustra ese tema – las burocracias, el crimen, el suicidio, los jurados, las enfermedades, las medidas del pecho de los soldados escoceses, los errores de observación – ése es el material a partir del cual se hizo nuestro mundo probabilístico. Una vez se hubo hecho ese mundo, la física pudo entrar en el campo de las probabilidades, pero fue el pensamiento social el que allanó el camino.

Ahora me gustaría aclarar mi afirmación, siguiendo a Peirce, de que vivimos en un "Universo de Azar". Si a uno le gusta decirlo, vivimos en un mundo no-determinista. Hay varias proposiciones distintas que aseverar aquí. Primero, mi caución sobre el "determinismo". Cito en algún lugar una anécdota sobre J.L. Austin. Le preguntaron, "¿Cree usted que hay más de un tipo de determinismo, prffesor Austin?" – "No, menos de uno."

Nuestro mundo, creemos, puede ser no-determinista, pero eso no quiere decir que vivamos en un mundo libre de causa y efecto, o acerca del cual no podamos tener certezas. Por usar una palabra anticuada, un término popular en el siglo XVIII y en cierta medida en el XIX, tenemos la certeza moral de un número enorme de cosas. Por repetir ejemplos que Hume usó en su discusión de la inducción, tengo la certeza moral de que el yogur de albaricoque que me estoy comiendo mientras escribo esto me alimentará, o al menos no me hará daño. Tengo la certeza moral de que mi ayudante, que acaba de llamar a la puerta para traerme el correo, abrirá la puerta y me entregará el paquete de cartas que ya puedo ver en su mano por la ventana junto a la puerta. Tengo la certeza moral de que si me como muchos de los higos en mi cuenco, tendrán el efecto mencionado por Hume (su ejemplo era "el ruibarbo es un purgante"). Todos estos son ejemplos de causa y efecto. Nada ha cambiado desde la época de Hume.

Se cree que la física cuántica enseña que "en el fondo" nuestro mundo está totalmente gobernado por leyes probabilísticas. Ése es UN modo en que hemos llegado a creer en un Universo de Azar. Pero también podemos mostrar, por ejemplo mediante la teoría ergódica, que en la masa, en el mundo de los fenómenos de tamaño humano, muchas probabilidades interesantes convergen a 1, y así vivimos en un mundo que también es "moralmente" determinista.

Para mí, el modo, mucho más interesante, en que vivimos en un Universo de Azar, es el modo en que muchas de nuestras preocupaciones y decisiones han caído en el ámbito de la probabilidad. Como decía en el primer capítulo de La domesticación, los deportes, el sexo, la bebida, las drogas, los viajes, el sueño, los amigos – nada escapa a la probabilidad. Sobre todo los temores: por seguir citándome a mí mismo, polos fundiéndose, cánceres, atracos, terremotos, inviernos nucleares, el SIDA, el calentamiento global, pero también cosas cotidianas, el tiempo mañana, el incremento probable en el número de accidentes si disminuimos o mantenemos los límites de velocidad, etc. Finalmente llego a la genética. Haré una predicción opuesta a la suya. Creo que la genética aumentará el tamaño del mundo probabilístico, pues convertirá un espacio que ha permanecido vacío – o lleno de mera ignorancia – en uno lleno de probabilidades.

Me explico. Ahora creemos que una gran parte de nosotros está fijada, de un modo bastante bien determinado, por nuestros genes. El color de mis ojos, mi sexo, y bastantes más rasgos corporales están del todo determinados, o eso creemos. Pero en los casos de desorden y enfermedad, ya sea mental o física, nuestros conocimientos actuales no llegan tan lejos. Lo que probablemente nos vayamos a encontrar es que una persona nace con una cierta propensión a desarrollar una enfermedad cardíaca, un cierto tipo de esquizofrenia, o un cáncer de mama. Pero eso es sólo una distribución de probabilidades. Actualmente nuestro razonamiento es más o menos el siguiente: nadie en mi línea familiar maternal o paterna (IH) ha mostrado ningún signo de enfermedad cardíaca antes de los 85 años. Luego es muy improbable que yo desarrolle una enfermedad cardíaca. Es posible, tal vez probable, que en unos cuantos años un simple test genético a partir de una muestra de sangre dé el mismo resultado, y además podamos explicar mi propensión a no desarrollar una enfermedad cardíaca mediante la nueva información genética. Pero todo permanecerá en el nivel de la propensión. Igualmente, puede que descubramos que uno o más tipos de esquizofrenia están correlacionados con ciertas estructuras genéticas. Pero dudo que eso establezca que una persona desarrollará una esquizofrenia, sólo que hay una alta probabilidad. Puede que haya medidas psicológicas prácticas y comportamientos que protegerán a tal persona del riesgo de desarrollar esquizofrenia aguda, así que actuaremos para alterar las probabilidades. Ése es el nuevo mundo en que viviremos.

Tal vez nuestra mejor reducción a la genética de un problema importante es el caso de lo que solía denominarse mongolismo y ahora se llama trisomia o síndrome de Down. El término trisomia resulta más útil. El doctor Lejeune, de París, descubrió que el mongolismo va asociado a un cromosoma 21 extra – de ahí el término trisomia. Creemos que es altamente probable que alguien con un tercer cromosoma 21 desarrolle este síndrome. No a la inversa – no más de la mitad de las personas nacidas con síndrome de Down tienen el cromosoma extra estándar. Por expresarlo de un modo paradójico, no más de la mitad de las personas con trisomia tienen trisomia, aunque los investigadores creen que todas ellas tienen algo raro en el cromosoma 21. Pero las peculiaridades varían enormemente, y tal vez la raíz no sea después de todo la "trisomia" literal. Pese a todas estas complicaciones, tenemos algún conocimiento determinista que no teníamos antes del descubrimiento de Lejeune. Creo que éste es el modelo sobre el que se basa su pregunta. Hasta ahora el modelo es muy raramente instanciado, y sólo en formas más complicadas de lo que presenta el folklore científico estándar. Resulta interesante saber que Lejeune quedó espantado con las consecuencias prácticas de su descubrimiento. Hoy en día muchas madres, al saber que el feto que portan es trisómico, deciden matarlo. Lejeune quedó horrorizado porque mantiene que no todos los fetos trisómicos desarrollarán el síndrome de Down, aunque la mayor parte sí lo hará, y quiere que desarrollemos tratamientos para la mayoría que desarrollará el síndrome de Down, no que los matemos.

Así que empiezo con una actitud más escéptica hacia los futuros resultados de lo que puede que usted esperara. Ciertamente podremos explicar más hechos acerca de la persona a medida que aprendemos más sobre la genética. Pero fíjese en que ya muchas de nuestras explicaciones familiares son probabilísticas, y creo que esto seguirá siendo así.

Así que, en mi opinión, los resultados de la genética no encogerán sino que expandirán este mundo de azar. En el pasado, muy pocos jóvenes de 20 años podían pensar siquiera en el riesgo de desarrollar una enfermedad cardíaca, incluso si eran tan morbosos como para que el pensamiento cruzara por sus cabezas. Sólo aquéllos con historias familiares excepcionalmente malas tenían que pensar en ello. En el ultimo cuarto de siglo se ha hablado interminablemente, en la mayor parte sin corroboración alguna, sobre cómo la dieta afecta al riesgo de enfermedad cardíaca. Sin duda ahora hay algunas personas de 20 años que deciden no comer carnes rojas ni mantequilla porque creen que son malas para el corazón. En el futuro habrá muchos jóvenes de 20 años que conocerán su riesgo genético de sufrir enfermedades coronarias. Pero no sabrán cuando, o, en general, ni siquiera si atacará.

Conclusión provisional: creo que los resultados de la investigación genética (i) ampliarán el ámbito en el que tenemos probabilidades numéricas con las que razonar, (ii) precisarán considerablemente las probabilidades, pero (iii) raramente llevarán a inferencias plenamente deterministas acerca de la historia vital a partir de los genes.

3. Me interesó particularmente un párrafo en el capítulo 2 de El surgimiento de la probabilidad:

Existe un modelo antipositivista que, a pesar de su oscuridad, podría en este punto ser de algún interés. Deberíamos, quizás, imaginar que los conceptos está menos sujetos a nuestras decisiones de lo que un positivista pensaría y que ellos hacen su vida, podríamos decir, en un espacio propio. Si se introduce un concepto por alguna mutación sorprendente, como es el caso de la probabilidad, pueden existir algunas precondiciones específicas del suceso que determinen los posibles cursos futuros de su desarrollo. Todos aquello que, subsecuentemente, emplean el concepto, lo usan dentro de esta matriz de posibilidades.

La ideas de que los conceptos tengan "vida propia" suena casi lacaniana en sus resonancias. ¿Concibe usted tal vez este "espacio de conceptos" como relacionado de algún modo con el "tercer reino" fregeano o el "Tercer Mundo" de Popper?

No releo mucho lo que escribo, así que fue un shock encontrar esta observación, escrita hace casi 30 años: "los conceptos tienen vida propia". Una de las frases más citadas de Representing and Intervening es "los experimentos tienen vida propia," que Peter Galison adoptó como su propia máxima, "los instrumentos tienen vida propia". Esto me azora un poco; uno se olvida de cuán a menudo uno se repite o parafrasea en otro contexto.

Por responder a su pregunta: nunca he encontrado útil a Lacan. Ya sea por pereza, o por una bien fundada resistencia a su estilo, o por incomodidad con sus ideas, debo dejar que otros lo digan. Bien puede ser que haya algo lacaniano en lo que escribí, pero no lo sabía y no lo sé. Aunque es probable que haya conexiones…

Porque ciertamente hay una influencia francesa muy fuerte en el párrafo que usted cita. Como explicaré en mi larga respuesta a la pregunta 4, todo en El surgimiento (y también en ¿Por qué el lenguaje importa a la filosofía?) está enormemente influido por Michel Foucault. Lo de las "mutaciones" viene de antes, de Bachelard. Pero todo lo de los espacios de posibilidad y demás es una adaptación directa de ideas de Michel Foucault.

De hecho, escribí un artículo sobre el tercer mundo para la fiesta del 80 cumpleaños de Popper en Londres, pero nunca se publicó. Tendré que echarle un vistazo en algún momento. Tengo curiosidad por saber qué dije. Recuerdo que trataba de hacer que el 3er mundo bajara a la tierra, cambiando el ejemplo por recetas para hacer mermelada de ciruelas. Por cierto, estoy en desacuerdo con los resultados del experimento mental de Popper en sus escritos sobre el 3er mundo. Imagine una catástrofe universal con dos posibles resultados. (i) Los supervivientes humanos quedan con un mundo lleno de máquinas que no comprenden, pero sin libros ni manuales. (ii) Quedan con un mundo las con bibliotecas intactas, gran parte de las cuales pueden leer. Según Popper, en (ii) la gente averiguaría cómo fabricar las máquinas, pero en el mundo (i) nunca sabrían para qué servían las máquinas; sobrevendría una edad oscura. Éste es un ejemplo de la filosofía dominada por la teoría contra la que despotriqué en la segunda parte de Representing and Intervening. Creo que personas con una cultura meramente libresca y ningún conocimiento sobre maquinaria lo pasarían pero que muy mal para hacer que algo funcionara. También creo que teniendo máquinas en buen estado, las personas con el tipo de habilidad innata que hoy tienen los obreros y artesanos acabarían por averiguar qué hacen las máquinas y cómo lo hacen. Por supuesto, en un mundo más real no se daría ni la situación (i) ni la situación (ii) de Popper, sino algo más parecido a la distopia imaginada en la nueva novela de Tatiana Tolstoi, Kys (traducida al francés como Le Slynx). Trata sobre la Rusia de mediados del siglo XXI tras una guerra nuclear. La Figura Autoritaria que parece llevar el cotarro que queda dice que no se pueden leer libros porque son todos radiactivos, y el lenguaje y la ortografía cambian – y ahí empieza la historia. No la de Popper, algo mucho más siniestro.

Hay una diferencia absolutamente fundamental entre mi concepción del espacio de posibilidades y el tercer reino de Frege. Sus conceptos (y también, creo, las teorías de Popper) son ahistóricas. Podemos dar con ellos en un momento de la historia, pero sus relaciones internas no son temporales. La gente a menudo (y a menudo de forma ignorante) los compara con las Ideas Platónicas, pero la comparación es más con la visión que Platón tenía de las matemáticas, cuyos conceptos quedan por debajo del ámbito de las Ideas, pero por encima del de las cosas. Para mí, un concepto es una palabra en sus localizaciones – las localizaciones incluyen las oraciones en que la palabra se usa de hecho, los lugares en que se profieren las oraciones, con qué autoridad, y demás. Éste es un sentido totalmente histórico de los conceptos. Lo mismo puede decirse que un espacio de posibilidades, que llega a ser en un momento mediante la mutación de una vieja organización de ideas. Esas mutaciones, argumento en El surgimiento, son lo que crea una clase de problemas filosóficos que son absolutamente inabordables.

4. La escritora británica A.S. Byatt ha alabado su Domesticación del azar por clarificar "las nuevas formas de determinismo introducidas en el pensamiento humano por el estudio del azar, de la probabilidad estadísticas, de las ideas del ser humano ‘normal’, mediano, probable". De hecho, en su libro usted establece un (irónico) vínculo causal entre la erosión del determinismo y el uso de técnicas estadísticas para el control social en tales áreas como la legislación, la psiquiatría, la medicina, la criminología, la historia, o la sociología. ¿Encuentra usted que su trabajo tiene alguna afinidad con los estudios de Michel Foucault sobre la historia de la locura y los mecanismos de poder y represión?

Un amigo me dio un ejemplar de la Historia de la locura en 1968. Nunca miré atrás. La primera indicación publicada de este entusiasmo fue una conferencia en la British Academy sobre la demostración, Leibniz y Descartes. Empecé a dar conferencias sobre Foucault en Cambridge en 1972, creo. Un colega le dijo a un visitante extranjero, "Si se pregunta usted por qué están todos esos ejemplares en los escaparates de las librerías, es por culpa de Hacking". Permítame citar de la pág. 86 de Mad Travelers (1998) :

Mis propias deudas con Foucault son grandes. En una serie de libros publicados en 1975 y posteriormente – algún tiempo después del despegue de la industria foucauldiana anglófona – he venido reconociendo con regularidad la profunda influencia de ese maravilloso pensador sobre mi trabajo. Usé sus pensamientos pero no copié su vocabulario.

En el párrafo anterior decía algo grosero sobre la gente que usa su vocabulario. Mencionaba el extendido uso de expresiones tales como "formación discursiva."

Encuentro esto triste. Foucault talló numerosas expresiones en forma de esculturas de hielo que tenían, por un momento, contornos afilados. Luego se alejó de ellas, despreocupado, y dejó que se derritieran, pues ya no las necesitaba. Sus lectores menos dotados metieron las formas semifundidas en el congelador, y, sin pensar, reproducen estas figuras como si aún brillaran al sol de medianoche y significaran algo.

Así pues, yo uso a Foucault todo el rato, pero no escribo acerca de él. Empero, resulta que he escrito más acerca de él de lo que pensaba. En mayo aparece un nuevo libro mío, en su mayor parte ensayos revisados, Historical Ontology. (El título está tomado del ensayo de Foucault "¿Qué es la Ilustración?") La colección incluye ensayos sobre MF, y también una explicación de la arqueología à la Foucault que forma la base de El surgimiento, a la que aludí al final de mi respuesta a (3). Es lo más que me acercaré nunca a escribir sistemáticamente acerca de cómo he escrito otros libros (por parafrasear el título de un libro de Raymond Roussel, que fascinaba a Foucault y acerca del cual escribió un librito). Espero vivamente que Historical Ontology se traduzca al español. Habitualmente trato de no hablar sobre lo que estoy haciendo, sino que simplemente lo hago. Me doy cuenta de que con tal variedad de temas como los que mencionó usted en su primera pregunta, algunos lectores estarán sencillamente desconcertados, y este libro puede contribuir a dar una visión de conjunto de lo que hago.

Foucault impartió su propio sentido a las palabras "arqueología" y "genealogía". Hablando toscamente, El surgimiento es una obra puramente arqueológica, fuertemente influida por Las palabras y las cosas. La domesticación se centra mucho más sobre el poder y el control, y es mucho más genealógico. Fíjese también en que, mientras que El surgimiento está escrito en gran medida en el modo bachelardiano de abruptas discontinuidades (característico de Las palabras y las cosas), La domesticación trata sobre procesos más prolongados con metáforas geológicas, tales como "erosión".

5. Actualmente imparte un curso sobre la filosofía e historia de los conceptos científicos en el Collège de France de París bajo el título"Façonner les gens" (que podría traducirse aproximadamente como "Hacer gente", Making people). ¿Podemos esperar ver algún trabajo suyo sobre el tema publicado pronto?

Primero, por aclarar. El Collège de France tiene 50 cátedras permanentes, repartidas de modo aproximado entre las ciencias, las letras-e-historia, y la sociología-y-filosofía. Aunque cada cátedra tiende a permanecer en su área, la materia se decide cada vez que una cátedra queda vacante, y la cátedra sucesora no tiene por que tener un tema parecido a la de su predecesora. Por remontarnos más de un siglo y no ser mezquinos, una cátedra en "Leyes y naturaleza humana" se convirtió en la primera cátedra francesa en "Psicología experimental y comparativa". Una de las misiones del Collège es establecer un campo de conocimiento que precise desarrollo y no esté floreciendo plenamente en Francia. El nombre de mi cátedra es la cátedra de filosofía e historia de los conceptos científicos, y ése no es el nombre de un curso.

El año pasado impartí un curso y un seminario bajo el título Natural Kinds, que debiera aparecer relativamente pronto como libro en inglés, y como un libro algo diferente en francés, Les Classifications naturelles. Ésta es lo que llamo una historia filosófica de la idea de clasificaciones naturales, tal como apareció por primera vez en inglés en 1840. (A diferencia de El surgimiento y La domesticación, realmente pienso en este libro como historia). Al final, el libro es muy escéptico respecto del valor de la idea de una clasificación natural, pero espero que este estudio también sea exacto y generoso en su relato de la noción. Lo escribí para mostrar cómo nuestros conceptos de las clases de persona difieren fundamentalmente de los de clases de cosas. Ese curso pudo haberse llamado "clases de cosas", mientras que el curso que imparto este año pudo haberse llamado "clases de personas". Así, también tengo cosas que decir acerca de las diferencias entre las ciencias naturales y biológicas por un lado, y las ciencias sociales y humanas por otro.
Façonner les gens es de hecho un intento por expresar en francés, no "Hacer gente" (Making people) sino "Inventar / construir gente" (Making up people), el título de un artículo que escribí en 1983. Éste es uno de los proyectos en los que llevo veinte años trabajando, como explicaré cuando llegue al final de este cuestionario, y responda a su primera pregunta. El curso es en parte teórico y también da un número de ejemplos de clases de personas. Por encima de todo, me interesa (i) cómo nuevas clasificaciones de personas crean nuevas posibilidades de elección y acción, de quién o qué es uno y qué puede uno hacer; (ii) lo que las nuevas clasificaciones les hacen a las personas clasificadas, y cómo cambian por ser así clasificadas; (iii) cómo esos mismos cambios en las personas cambian nuestras teorías de las clasificaciones. Esto es lo que yo llamo un efecto de bucle.

Y sí, así como el curso del año pasado aparecerá en el libro mencionado en (a), éste aparecerá como Making up People y como Façonner les gens. Espero poder terminarlos pronto porque quiero avanzar con mi curso del año que viene, otro proyecto de 20 años que espero rematar por fin, y basado en un artículo escrito en 1981. El libro resultante se llamará Styles of reasoning ("Estilos de razonamiento").

Y finalmente llego a su primera pregunta. ¿Hay algún hilo conductor a lo largo de mi obra?

Por empeorar las cosas, mi obra es aun más diversa de lo que usted sugiere. Puede interesarle saber que me doctoré en Cambridge con dos trabajos distintos: uno demostraba algunos teoremas de lógica modal, y el otro, titulado Proof ("La prueba"), derivaba de la filosofía wittgensteiniana de las matemáticas. Éste nunca se ha publicado pero hay un par de artículos en los que hay rastros de esta idea. Y espero volver sobre ella una y otra vez.

Antes de llegar al contenido, una cosa caracteriza a mi trabajo. Un filósofo al que no nombraré se quejó una vez: "los filósofos nunca ‘le echan un vistazo’ a lo que discuten. Bueno, no del todo, Ian Hacking le echa un vistazo". Ésa es una afirmación verdadera al menos en lo que a mí concierne. No soporto no mirar a la rica complejidad del mundo en que estoy pensando. Mi primer libro, Logic of Statistical Inference (1965), fue casi la primera obra de un filósofo en décadas (hay que remontarse al Tratado sobre la probabilidad de J.M. Keynes) en tratar seriamente de entender el actual razonamiento estadístico. Representing and Intervening fue el primer estudio filosófico sobre los experimentos en generaciones. Le echaba un vistazo a lo que hacen los científicos de laboratorio. Mad Travelers (1998) se interesa profundamente por el extraño caso de un trotamundos compulsivo que desencadenó una epidemia de viajes locos en la Francia del siglo XIX, y en otros lugares del continente. Le echa un vistazo bastante en profundidad a él y a su mundo, y usa eso como marco en que discutir "epidemias" más recientes de enfermedades mentales, como la anorexia o el desorden del déficit de atención. Menciona usted la construcción social. El libro se titula The Social Construction of WHAT ?, traducido al español el año pasado como ¿La construcción social de qué? Uno de los mensajes es que la gente hablaba incesantemente acerca de la construcción social, a favor y en contra, y nunca se tomaba la molestia de decir exactamente QUÉ estaba siendo socialmente construido. En resumen, nunca echaron un vistazo.

Nunca he sentido una gran necesidad de "unificar" mi trabajo. Escribí un artículo llamado "Las desunidades de las ciencias" – la desunidad ahora está casi de moda. Pero por supuesto que siento fuertes conexiones entre diferentes partes de mi obra. Aunque forman una red de conexiones, más que un único tema subyacente. Mencionaré algunos pedazos de la red.

La probabilidad forma una red, con cuatro libros. El surgimiento y La domesticación son las contribuciones arqueológica y genealógica, como mencioné en mi respuesta a (3). Logic of Statistical Inference es un análisis filosófico aplicado al razonamiento probabilístico. An Introduction to Probability and Inductive Logic (2001) es a la vez tanto un libro de texto filosófico para estudiantes de licenciatura como mi opinión, elaborada a lo largo de toda una vida, sobre la estructura de estas ideas lógicas. Creo que los capítulos finales son una contribución importante al problema de la inducción. Recordará usted que un tema central de El surgimiento es cómo se hizo posible el problema de la inducción, y cómo La domesticación acaba con C.S. Peirce y su comprensión de la inferencia inductiva, que reaparece fuertemente en el libro de texto.

Foucault constituye otra red, como sugiere mi respuesta a (3). Esto ha sido cierto de buena parte de mi trabajo publicado después de que El surgimiento y ¿Por qué le importa el lenguaje a la filosofía? aparecieran en 1975. Façonner les gens es plenamente foucauldiano en carácter, si bien no en su estilo.

"Inventar / construir gente" es otro marco. Los dos libros sobre enfermedades mentales, Rewriting the Soul y Mad Travelers, fueron motivados por un deseo por comprender cómo apareció una nueva clase de persona, y cuándo. En el primer caso fue la personalidad multiple, que surgió en Burdeos en 1875, y en los Estados Unidos cerca de un siglo más tarde. También hubo una serie de artículos sobre el abuso a menores. Este tipo de comportamiento, con sus profundas implicaciones morales, fue algo que se empezó a conceptualizar tan tarde como en 1962; uno de mis artículos se llamaba, apropiadamente, "The Making and Molding of Child Abuse". En un primer momento, quedé asombrado cuando este tema apareció mientras investigaba la personalidad múltiple – había la teoría de que el temprano abuso sexual a niños "causa" la enfermedad mental de la disociación. He escrito artículos sobre el genio y el criminal con el mismo tipo de motivación, comprender cómo se "construyen" las personas y las clases de persona.

Para concluir esta respuesta a la pregunta (1), mi modo de responderla puede ilustrar cómo hago filosofía – echando un vistazo. Creo que hay que entender un montón de marcos interconexos, y examinar los detalles de cerca. Y, por encima de todo, ése es un modo wittgensteiniano de hacer filosofía, no repitiendo las palabras de aquel verdaderamente gran filósofo, sino siguiento los preceptos. Dos influencias constantes que funcionan como hilos conductores a lo largo de la mayor parte de mi obra son Foucault y Wittgenstein.


[*] Asunción Álvarez Rodríguez es licenciada en Lingüística, y alumna en el programa de doctorado en Ciencias Cognitivas.

 
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