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Problema del “Asno de Buridán”
 


filosofia.net/piezas/asnoburidan.htm

1. Juan Buridán, nacido en Bethune (Artois) hacia 1300, estudió con Guillermo de Occam y fue el máximo representante de la Escuela de París del siglo XIV. Profesor de la Facultad de Artes en la Universidad de París, ocupó dos veces el cargo de rector de la misma, en 1327 y en 1340. Destacaron sus manuales de lógica, unas Summulae logicae que circularon por las universidades europeas, y estuvo muy interesado en cuestiones de filosofía natural, concretamente en la reformulación de la doctrina dinámica del ímpetu, que desarrolló su discípulo Alberto de Sajonia. Dedicó toda su vida a las cuestiones y disputas académicas de su tiempo, siendo adversario de Nicolás de Autrecourt. Murió en 1358.

A Juan Buridán, se le atribuye la célebre paradoja del “Asno de Buridán”:

“Un asno que tuviese ante sí, y exactamente a la misma distancia, dos haces de heno exactamente iguales, no podría manifestar preferencia por uno más que por otro y, por tanto, moriría de hambre.”

 

2. Esta paradoja, que se vale de la figuración de un sujeto impersonal, en realidad no aparece en ninguno de los escritos de Buridán. Habría sido formulada por él para poner en evidencia la dificultad del libre albedrío cuando éste se reduce a un liberum arbitrium indifferentiae (libre albedrío de la indiferencia): si no hay preferencia, no puede haber elección. Al parecer, la paradoja fue sugerida por un fragmento de Aristóteles y Buridán no utilizó en ella la figura de un asno, sino la de un perro, por lo cual habría que hablar del “Perro de Buridán”. En realidad el problema, aunque desde diferentes contextos, ha tenido formulaciones muy parecidas a lo largo de la historia.

Desde una perspectiva cosmológica referida al equilibrio, lo utilizó Aristóteles como símil de la situación de equidistancia que mantendría a la tierra en reposo, puesto que su quietud sería como la “del que padece terriblemente de hambre y de sed pero que dista lo mismo de los alimentos y de las bebidas: éste, en efecto, se dice que forzosamente permanecerá quieto” (Aristóteles, De caelo, II, 13, 295 b 33). A propósito del voluntarismo divino, el filósofo árabe Algazel describió en La incoherencia de los filósofos una situación semejante para problematizar la elección entre dos alternativas idénticas. Averroes también lo trata y Tomás de Aquino lo analiza en la Summa theologica, I-II, q. 3, cuando se ocupa de la elección como acto de voluntad. En la Divina Comedia de Dante (Paraíso IV), encontramos esta otra versión:

“Entre dos platos, igualmente ricos
y distantes, por hambre moriría
un hombre libre sin probar bocado.”

Ya en el siglo XVII, al tratar Espinosa sobre las relaciones entre voluntad y entendimiento, leemos en su Éthica (Proposición 49, 89 g):

“Si el hombre no obra por la libertad de la voluntad, ¿qué sucederá entonces, si está en equilibrio como el asna de Buridano? ¿Perecerá de hambre y de sed? Si lo concedo, parecería que concibo un asna o una estatua de hombre, y no a un hombre. Si, en cambio, lo niego, es que se determinará a sí mismo y que tiene, por tanto, la facultad de desplazarse y de hacer lo que quiera”.

 

3. La paradoja del “Asno de Buridán” es un tipo de problema filosófico que muestra la incompatibilidad entre la experiencia común que nos indica que el asno comerá alternativamente de los dos haces de heno y no morirá de hambre, y la teoría de que si no hay mayor determinación de un haz de heno sobre otro, entonces no puede haber elección y el asno morirá de hambre. Además, como artificio, es un analizador de situaciones límite que replantea ideas como las de Razón, Voluntad, Elección, Preferencia, Libertad, Azar, Necesidad, Decisión, Probabilidad. En este sentido, el problema se ha estudiado en términos de teorías de probabilidades, como distribución azarosa, aunque en la Historia de la Filosofía aparece dentro de la controversia entre intelectualismo y voluntarismo y, sobre todo, en el contexto de la libertad o del libre albedrío.

En la perspectiva medieval que opone intelectualismo a voluntarismo, Buridán hace depender a la voluntad del entendimiento que juzga y discierne lo mejor de los bienes. Pero cuando los bienes son iguales hay indiferencia, el entendimiento no distingue y la voluntad no decide ni por uno, ni por otro. Sería el caso del asno, pero no el del hombre, que dotado de libre albedrío puede evitar el juicio del entendimiento. En este sentido, Juan Buridán estaría defendiendo la superioridad del hombre sobre los animales que, poco más tarde y valiéndose de un artificio semejante, pretenderá demostrar el mallorquín Fray Anselmo de Turmeda en la Disputa del asno (1417).

En relación al problema de la libertad, el artificio del “Asno de Buridán” plantea que en la elección entre las dos alternativas no hay causas que pudieran determinar más hacia un lado que a otro y, por tanto, no hay elección posible. Desde el Materialismo Filosófico, en el caso del asno de Buridán interpretamos que no hay elección libre porque ni a la figura subjetual del asno, ni tampoco a las alternativas elegibles se les asigna un papel causal. La elección es decisión que ha de estar causalmente determinada. La libertad como “libre arbitrio en la elección” no la entendemos como elección en un sentido absoluto, sino como elección que es posible porque ante una serie de alternativas dadas, la conducta operatoria de un sujeto, tras recorrer un trayectoria lineal, llega a un punto de divergencia en el que después de titubear, sopesar o explorar las nuevas alternativas que se le ofrecen, se inclina por una de ellas.

Por tanto, lo que la paradoja del “Asno de Buridán” nos muestra es que la libertad positiva no está en la elección, en palabras de Gustavo Bueno, hay que buscarla “en la persona, globalmente considerada y no en algún acto puntual, o ‘actos puntuales’ arbitrarios suyos”.

Carmen Baños

→ Gustavo Bueno: El sentido de la vida
→ “Juan Buridán” (Enciclopedia Symploké)
→ “Asno de Buridán” (Enciclopedia Symploké)