Recursos de Cuaderno de Materiales   

Filosofía y educación

 

 

Lecciones sobre las falacias lógicas.
Felipe Giménez. Profesor de filosofía de IES.

 

   Falacia es un razonamiento o inferencia incorrecto. Según Juan de Santo Tomás, las falacias son defectos de la consecuencia.

Según Juan de Santo Tomás se distingue entre falacias por parte de la dicción y falacias por parte de la cosa significada.

En el fondo, podríamos decir que las falacias por parte de la dicción son las falacias formales. Según Juan de Santo Tomás: "Todas las falacias que resultan por parte de la dicción, las reducimos a la equivocación. Y nos dan seis modos de falacias, tres de los cuales se encuentran en los términos simples, a saber, la equivocación, la diversidad del acento y la figura de la dicción".

"Ahora bien, por parte de la oración también se encuentra equivocación, de tres maneras, a saber, en la anfibología, que vuelve dudosa la acepción de la oración en la composición y la división, a saber, cuando se cambia el sentido compuesto en dividido, o a la inversa; y cuando la oración es falsa en sentido compuesto se llama "falacia de composición", y cuando es falsa en sentido dividido se llama "falacia de división"."

Las otras falacias son las falacias materiales o falacias por parte de la cosa significada. Según Juan de Santo Tomás "son siete las falacias de este género, a saber, falacia de accidente, falacia de pasar de lo que es según algún respecto a lo que es de modo simple, falacia de ignorancia del elenco, falacia de petición de principio, falacia del consecuente, falacia de tomar como causa lo que no lo es, falacia de tomar muchas preguntas como si fueran una sola."

Dentro de las falacias materiales nosotros distinguimos entre las falacias de datos insuficientes y las falacias de pertinencia.

Las falacias de pertinencia son: Falacia ad hominem, Falacia ad baculum, Falacia ad populum, Falacia ad vercundiam, Falacia ad ignorantiam, Falacia del tu quoque. Las falacias de los datos insuficientes son: generalización inadecuada, de falsa prueba y de falsa causa.

Comenzaré explicando las que cita Juan de Santo Tomás:

1. La falacia de accidente o de correlación accidental es casi lo mismo que el cambio de apelación; pues la falacia de accidente proviene de significar algo como conveniente a dos cosas que son una sola accidentalmente, y así la unidad accidental con diversidad real es causa de esta falacia. Todo lo cual es diversidad de apelación o a ella se reduce, o a diversa acepción del medio, como en "Conozco que alguien viene, Pedro es el que viene, luego conozco a Pedro".

2. La falacia de pasar de lo que es según algún respecto a lo que es de modo simple se reduce a la que consiste en pasar de lo no distribuido a lo distribuido, o de lo no ampliado a lo ampliado sin constancia y con distribución de lo ampliado; como si dices "El etíope es blanco según los dientes, luego es blanco de modo simple".

3. La falacia de ignorantia elenchi se reduce a un defecto de la oposición, porque algunas cosas parecen opuestas y no lo son, por no observar las leyes de la oposición; como si dices: "La casa está cerrada durante la noche, y no está cerrada durante el día; luego está cerrada y no está cerrada."

4. La falacia de petitio principii se da cuando se supone o se asume lo que se debía probar; por ejemplo, si deseas probar que Sócrates es el padre de Platón, y asumes como medio que Platón es el hijo de Sócrates.

5. La falacia del consecuente es post hoc, ergo propter hoc surge de un defecto tocante a la regla: "Todo lo que se sigue del consecuente de una buena consecuencia se sigue de su antecedente." Pues, debido a que juzgamos que algo es un consecuente y que tiene conexión con otro, lo inferimos del antecedente, cuando en realidad no tienen conveniencia. Y por eso la falacia de consecuente tiene gran afinidad con la falacia de antecedente, como si dices: "Si alguien es ladrón, deambula de noche, pero tú deambulas de noche; luego tú eres un ladrón." O del opuesto del consecuente: "Todo lo que se engendra tiene principio; pero el alma no se engendra; luego no tiene principio."

6. La falacia de tomar como causa lo que no lo es o falacia de falsa causa se da cuando se toma como medio aquello que en verdad no es medio ni es la causa de que se una el predicado con el sujeto, y que, sin embargo, parece ser la causa de ello, como si dices: "La muerte es corrupción, luego la vida es generación, luego vivir es ser engendrado, porque la vida y la muerte son contrarias"; pues ésta no es la causa correcta, porque no son contrarias, sino privativas. Ocurre que un argumento presenta como causa de un hecho algo que no hay ninguna verdadera razón para considerarlo como su causa real.

7. La falacia de tomar muchas preguntas como si fueran una sola es el engaño que proviene de que con una sola pregunta se preguntan muchas cosas que exigen diversas respuestas y que por ello no se pueden satisfacer con una sola respuesta, sino que se deben distinguir; como si dices: "¿El etíope es hombre blanco?", "¿La miel y la hiel son dulces?", "¿El hombre y el caballo son animales racionales?" Pues si respondes con una sola respuesta afirmativa se infiere contra tí, diciendo: "El etíope es un hombre blanco, luego es blanco". Y si respondes negativamente, se infiere: "luego no es hombres"; y por eso se debe distinguir, en cuanto a la interrogación, que es hombre, pero no blanco.

Ahora vamos a analizar las otras falacias materiales:

1. Falacia ad hominem.

En vez de presentar las razones adecuadas o pertinentes contra una opinión determinada, se pretende refutar tal opinión censurando a la persona que la sostiene. Podemos encontrarnos con dos formas de argumentos ad hominem según que el ataque que encierra el argumento se dirija directamente a la persona que hace esa afirmación, o a sus circunstancias especiales y presuntamente reprochables. A la primera se la reconoce con el nombre de ad hominem ofensiva y a la segunda con el de ad hominem circunstancial.

2. Falacia ad baculum.

El término "ad baculum" significa "al bastón" y en este contexto se refiere a aquellos argumentos que apelan a la fuerza o poder de algo o de alguien como razón conclusiva para establecer la verdad de la conclusión. Es frecuente usar este tipo de argumento falaz cuando faltan o fracasan los argumentos racionales, y, naturalmente, quienes lo practican son aquellas personas que tienen poder, ya sea económico, político, militar, social, etc.

3. Falacia ad populum.

Cuando en un argumento se omiten las razones pertinentes que pueden llevar a la aceptación o el rechazo de su conclusión y se utilizan, por el contrario, y se invocan como "razones" hechos o circunstancias imaginarios o reales con la única finalidad de excitar los sentimientos y emociones del auditorio, nos encontramos con un argumento falaz que se denomina ad populum. Este término significa que el argumento se dirige a un conjunto de personas -"al pueblo"- con la intención de provocar en ellos aquellos sentimientos que les hagan adoptar el punto de vista del hablante.

4. Falacia ad verecundiam.

Significa apelación a la autoridad. Se recurre al argumento de autoridad, al sentimiento de respeto que se tiene hacia esa autoridad para conseguir así el asentimiento hacia una conclusión.

5. Falacia ad ignorantiam.

Se pretende que porque algo no se sepa o no se haya probado que es verdad, entonces es falso.

6. Falacia del tu quoque.

Argumentos en los que no se presentan razones oportunas para replicar a una acusación, sino que en su lugar se devuelve la ofensa al acusador. Es un caso particular de la falacia ad hominem.

Falacias de los datos insuficientes.

1. Generalización inadecuada. Se construye la conclusión sobre una base de datos no apropiada para el caso.

2. Falacia de falsa causa, víd supra.

3. Por insuficiencia de pruebas. Si cuando se supone que se están exponiendo todos los datos necesarios para demostrar o refutar una conclusión, se omiten aquellos hechos desfavorables para la opinión mantenida.

 

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