Ser socializado

4. EL ROL SOCIAL

Un primer vistazo sobre cualquier sociedad nos enseña que no todos los hombres son socialmente iguales. Este hecho nos abre el camino de la comprensión de uno de los conceptos básicos de la sociología moderna: el concepto de rol social.

El status es la posición de un individuo en un grupo o de un grupo en relación con otros. El rol social es el comportamiento que se espera que lleve a cabo el que ocupa un status.

Las mujeres tienen un status diferente al de los hombres y su rol exige una conducta «femenina». El alumno ocupa un status diferente al del profesor y, por tanto, del alumno y del profesor se esperan conductas distintas. La socialización supone: 1) aprender a desempeñar los roles correspondientes aun cierto status, y 2) experimentar las actitudes y sentimientos correspondientes a ese rol. Una muchacha universitaria que adquiere el status de ama de casa, podrá aprender con facilidad a desempeñar las funciones de su rol, pero tal vez le cueste más adquirir las actitudes y sentimientos de ese rol. Esa muchacha estaría a medio socializar para ocupar el status de ama de casa.

Algunos status, y roles los tiene el individuo por el sólo hecho de nacer en una determinada familia o por su constitución biológica. Por ejemplo el status de español, el de varón o el de joven. Otros, por el contrario, son obtenidos mediante la elección y la competencia individual. A los primeros, los sociólogos los denominan status y roles adscritos, y a los segundos, adquiridos. En las sociedades tradicionales la mayoría de los roles eran adscritos. En las sociedades industriales predominan los roles adquiridos. Una sociedad en la que la mayoría de los roles sean adquiridos tendrá una mayor movilidad social y logrará que, en general, los individuos ocupen posiciones y desempeñen tareas de acuerdo con sus talentos personales. En una palabra, será una sociedad más eficaz. No obstante, también existen desventajas en este tipo de sociedad. Los individuos que la forman están sometidos a una mayor tensión psicológica: la angustia de tener que elegir, el miedo a no saber adaptarse, el sentimiento de fracaso, etc.

Los roles que desempeña cada persona son variadísimos: español, varón, adulto de cuarenta años, casado, padre, católico, profesor de instituto, tesorero de la agrupación local de un partido político, vicepresidente del club de fútbol de la localidad, etc. Cada rol despierta unas expectativas de acción determinadas. La sociedad exige a los individuos distintas conductas según sea el status que ocupan. Ahora bien, no todas estas conductas son exigidas de la misma manera. El sociólogo alemán R. Dahren-dorf esquematiza en un cuadro como el siguiente los tipos de exigencia que suscita un rol, por ejemplo, el rol de tesorero del club x.

 

Tipos de expectación

Tipo de sanción

Ejemplo (tesorero del club X)

 

 

positiva

negativa

 

 

Obligada Debida

Posible

(Simpatía) Aprecio

Castigo judicial Exclusión social

(Antipatía)

Régimen financiero honrado, etc. Participación activa en los actos del club, etc. Reunión voluntaria de fondos, etc.

 

5. LA SOCIALIZACIÓN

El recién nacido viene al mundo con un repertorio limitado de conductas innatas. Poco a poco se convierte en un ser humano integrado en una sociedad. El proceso que ha seguido recibe el nombre genérico de socialización. La socialización implica que el sujeto ha de hacer suyos los valores y creencias más fundamentales de la sociedad en la que va a integrarse, tiene que interiorizar además los mores y folkways básicos y, por último, debe aprender el desempeño de diversos roles. En una palabra interiorizar una buena parte de la cultura vigente en su sociedad.

Aparte de lo dicho, la socialización es mucho más, pues, para alcanzar los tres objetivos antes señalados, el recién nacido ha de adquirir conciencia de sí mismo y desarrollar una personalidad.

Un bebé no tiene formada una imagen de sí, no se ve a sí mismo como un objeto más del mundo. ¿Cómo llega a formarse un concepto de la clase de persona que es? El concepto del yo se va formando durante toda la vida del individuo. Este proceso, que nunca se termina, de tomar conciencia de sí se produce gracias a la sociedad. El factor, que más influye en él es lo que el sociólogo americano, Charles Holton Cooley denominó el espejo del yo. El espejo es la sociedad, donde observamos que reacciones provoca nuestro comportamiento. Supongamos que cada vez que entras en clase y te diriges a un compañero, este se diese media vuelta. ¿No afectaría esto a la imagen que tienes de ti mismo? Al comienzo de su vida, el niño donde mira para descubir su yo es a los padres; posteriormente irá ampliando el espejo de su yo y percibirá las reacciones de otras personas. Un rasgo que distingue la conciencia del yo en la primera infancia de la conciencia de sí en etapas posteriores de la vida consiste en el hecho de que al niño le influye cualquier persona que esté en contacto con él, el adulto, por el contrario, desecha la opinión que sobre él y su comportamiento le muestran muchas personas y sólo atiende a las respuestas de unas pocas. La persona que ha alcanzado un cierto grado de madurez escoge una serie de grupos de referencia donde se mirará para autoestimarse a sí mismo.

Una de las muchas dificultades que presenta una sociedad compleja, como es la nuestra, estriba en la dificultad que encuentra cualquier persona para desarrollar una imagen satisfactoria de sí misma. En la sociedad existen diversos grupos, cada uno de ellos con una subcultura propia. El individuo que desea integrarse en dos de estos grupos que presentan una subcultura antagónica tendrá grandes dificultades a la hora de formar las disposiciones que le incline a obrar de una determinada manera, esto es, a la hora de construirse una personalidad. Aquí se encuentra la raíz de todos los problemas de integración social. El muchacho que tiene que elegir entre la cultura que le inculca su familia y colegio o la cultura que aglutina a una «pandilla» del barrio o el niño que ha de escoger entre las normas culturales familiares y las del centro educativo donde está recogido cuando proviene de una familia marginada, experimenta graves problemas para formarse una personalidad estable. Sin poner casos tan extremos, todos nosotros experimentamos esa misma dificultad: distintos grupos sociales, a los que aspiramos integrarnos, exige de nosotros comportamientos distintos y a veces opuestos. El individuo puede resolver esta dificultad modificando su conducta según el grupo en que se encuentra o bien integrándose en un único grupo. El fracaso en la resolución de este problema supone una socialización deficiente de la persona con los graves problemas psicológicos concomitantes.

La observación anterior nos enseña que la socialización se lleva a cabo no sólo de un modo formal (esto es, realizada por agentes de socialización cuya principal misión es justamente la socialización: la familia y los centros de enseñanza), sino también de maneja, informal a través de los grupos sociales (especialmente los grupos de edad, grupos constituidos por personas de la misma edad) y los mass media (medios masivos de comunicación).

 

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 García Norro, Juan José y García-Baró, Miguel. Filosofía , Alhambra, Madrid, 1984

   
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