Un
primer vistazo sobre cualquier sociedad nos enseña que no todos los hombres son
socialmente iguales. Este hecho nos abre el camino de la comprensión de uno de
los conceptos básicos de la sociología moderna: el concepto de rol social.
El
status es la posición de un individuo en un grupo o de un grupo en relación con
otros. El rol social es el comportamiento que se espera que lleve a cabo el que
ocupa un status.
Las
mujeres tienen un status diferente al de los hombres y su rol exige
una conducta «femenina». El alumno ocupa un status diferente al del
profesor y, por tanto, del alumno y del profesor se esperan conductas
distintas. La socialización supone: 1) aprender a desempeñar los roles correspondientes
aun cierto status, y 2) experimentar las actitudes y sentimientos correspondientes a ese rol.
Una muchacha universitaria que adquiere el status de ama de casa,
podrá aprender con facilidad a desempeñar las funciones de su rol, pero tal vez
le cueste más adquirir las actitudes y sentimientos de ese rol. Esa
muchacha estaría a medio socializar para ocupar el status de ama de
casa.
Algunos
status, y roles los tiene el individuo por el sólo hecho de nacer
en una determinada familia o por su constitución biológica. Por ejemplo
el status de español, el
de varón o el de joven. Otros, por el contrario, son obtenidos mediante la elección y la competencia
individual. A los primeros, los sociólogos los denominan status y roles adscritos,
y a los segundos, adquiridos. En las sociedades tradicionales la mayoría
de los roles eran adscritos. En las sociedades industriales predominan
los roles adquiridos. Una sociedad en la que la mayoría de los roles sean
adquiridos tendrá una mayor movilidad social y logrará que, en general, los
individuos ocupen posiciones y desempeñen tareas de acuerdo con sus talentos
personales. En una palabra, será una sociedad más eficaz. No obstante, también
existen desventajas en este tipo de sociedad. Los individuos que la forman
están sometidos a una mayor tensión psicológica: la angustia de tener que
elegir, el miedo a no saber adaptarse, el sentimiento de fracaso, etc.
Los roles
que desempeña cada persona son variadísimos: español, varón, adulto
de cuarenta años, casado, padre, católico, profesor de instituto, tesorero de
la agrupación local de un partido político, vicepresidente del club de fútbol
de la localidad, etc. Cada rol despierta unas expectativas de acción
determinadas. La sociedad exige a los individuos distintas conductas según sea
el status que ocupan. Ahora bien, no todas estas conductas son exigidas
de la misma manera. El sociólogo alemán R. Dahren-dorf esquematiza en un cuadro
como el siguiente los tipos de exigencia que suscita un rol, por
ejemplo, el rol de tesorero del club x.
Tipos
de expectación |
Tipo
de sanción |
Ejemplo
(tesorero del club X) |
|
|
positiva |
negativa |
|
Obligada
Debida Posible |
(Simpatía)
Aprecio |
Castigo
judicial Exclusión social (Antipatía) |
Régimen
financiero honrado, etc. Participación activa en los actos del club, etc.
Reunión voluntaria de fondos, etc. |
El
recién nacido viene al mundo con un repertorio limitado de conductas innatas.
Poco a poco se convierte en un ser humano integrado en una sociedad. El proceso
que ha seguido recibe el nombre genérico de socialización. La
socialización implica que el sujeto ha de hacer suyos los valores y creencias
más fundamentales de la sociedad en la que va a integrarse, tiene que
interiorizar además los mores y folkways básicos y, por último, debe aprender
el desempeño de diversos roles. En una palabra interiorizar una buena parte de la cultura
vigente en su sociedad.
Aparte
de lo dicho, la socialización es mucho más, pues, para
alcanzar los tres objetivos antes señalados, el recién nacido ha de adquirir
conciencia de sí mismo y desarrollar una personalidad.
Un bebé
no tiene formada una imagen de sí, no se ve a sí mismo como un objeto más del
mundo. ¿Cómo llega a formarse un concepto de la clase de persona que es? El
concepto del yo se va formando durante toda la vida del individuo. Este
proceso, que nunca se termina, de tomar conciencia de sí se produce gracias a
la sociedad. El factor, que más influye en él es lo que el sociólogo americano,
Charles Holton Cooley denominó el espejo del yo. El espejo es la sociedad,
donde observamos que reacciones provoca nuestro
comportamiento. Supongamos que cada vez que entras en clase y te diriges a un
compañero, este se diese media vuelta. ¿No afectaría esto a la imagen que
tienes de ti mismo? Al comienzo de su vida, el niño donde mira para descubir su
yo es a los padres; posteriormente irá ampliando el espejo de su yo y percibirá
las reacciones de otras personas. Un rasgo que distingue la conciencia del yo
en la primera infancia de la conciencia de sí en etapas posteriores de la vida
consiste en el hecho de que al niño le influye cualquier persona que esté en
contacto con él, el adulto, por el contrario, desecha la opinión que sobre él y
su comportamiento le muestran muchas personas y sólo atiende a las respuestas
de unas pocas. La persona que ha alcanzado un cierto grado de madurez escoge
una serie de grupos de referencia donde se mirará para autoestimarse a
sí mismo.
Una de
las muchas dificultades que presenta una sociedad compleja, como es la nuestra,
estriba en la dificultad que encuentra cualquier persona para desarrollar una
imagen satisfactoria de sí misma. En la sociedad existen diversos grupos, cada
uno de ellos con una subcultura propia. El individuo que desea integrarse en
dos de estos grupos que presentan una subcultura antagónica tendrá grandes
dificultades a la hora de formar las disposiciones que le incline a obrar de
una determinada manera, esto es, a la hora de construirse una personalidad.
Aquí se encuentra la raíz de todos los problemas de integración social. El
muchacho que tiene que elegir entre la cultura que le inculca su familia y
colegio o la cultura que aglutina a una «pandilla» del barrio o el niño que ha
de escoger entre las normas culturales familiares y las del centro educativo
donde está recogido cuando proviene de una familia marginada, experimenta
graves problemas para formarse una personalidad estable. Sin poner casos tan
extremos, todos nosotros experimentamos esa misma dificultad: distintos grupos
sociales, a los que aspiramos integrarnos, exige de nosotros comportamientos
distintos y a veces opuestos. El individuo puede resolver esta dificultad
modificando su conducta según el grupo en que se encuentra o bien integrándose
en un único grupo. El fracaso en la resolución de este problema supone una
socialización deficiente de la persona con los graves problemas psicológicos
concomitantes.
La observación anterior nos enseña que la socialización se lleva a cabo no sólo de un modo formal (esto es, realizada por agentes de socialización cuya principal misión es justamente la socialización: la familia y los centros de enseñanza), sino también de maneja, informal a través de los grupos sociales (especialmente los grupos de edad, grupos constituidos por personas de la misma edad) y los mass media (medios masivos de comunicación).
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