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Alto a los ciudadanos del mundo. Breve comentario libre a la obra de S. Sierra en la Bienal de Venecia 2003. Vicente Caballero de la Torre [1] |
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Un cartel exclusivamente en castellano a la entrada que anticipa que está prohibido el paso a aquellos que carecen de DNI (o pasaporte) español. Dos guardias armados con revólver, allí situados, que examinan exhaustivamente si el rostro del visitante corresponde con el de la fotografía del documento. Esa es la situación con la que se encuentra quien quiera pasar al Pabellón de España en la Bienal de Arte de Venecia de este año, cuyo rótulo es Sueños y Conflictos. Los españoles que allí se acercan –valga como ejemplo el que esto escribe- pueden ver con asombro cómo algunos angloparlantes que, es de suponer, no han entendido nada del cartel -en el cual no pone ID (abreviatura universal de cualquier Identity Document) sino DNI- se vuelven con cara de perplejidad tras habérseles negado el acceso a un pabellón en el que no hay más que suciedad y vacío, exceptuando algunos restos de escritos sobre las paredes, correspondientes a la Bienal de Arquitectura de 2002. Todo ello en un país en el cual todo figura siempre en italiano e inglés y, muchas veces, en francés y alemán. Los escasos carteles o indicaciones en español suelen tener, en su práctica totalidad, carácter disuasorio o prohibitivo de alguna conducta no deseada. Sueños y conflictos. El sueño y la mentira de la tierra prometida. El conflicto geoeconómico permanente entre el Norte y el Sur. Pero no es sólo eso lo que el artista está planteando. No se trata de una mera obra de arte político en la cual se describa o evoque, de forma desoladora, una situación. Es más que una descripción o una sugerencia: es una acción. Pero el accionista no es, en este caso, un performer sino cada uno de los visitantes que intenta acceder al recinto y que interactúa con los guardias. La acción llega a su apoteosis cuando el turista angloamericano de poder adquisitivo medio-alto -así como los bilingües japoneses, suizos, comunitarios continentales y nórdicos no comunitarios- tratan de acceder sin éxito a la exposición, encontrándose, seguro que por vez primera -y muy probablemente por última- con un lugar en el cual se les dice “Vosotros no podéis entrar”. Da igual el dinero o la posición. Además, en esta ocasión, las armas amenazan en sentido contrario al que estamos acostumbrados. Y es del todo indiferente haber abonado la entrada a la Bienal o pertenecer a su jerarquía. De hecho, Sierra ha perdido el premio al que era candidato porque el jurado no ha podido acceder al recinto. No hay trato de favor. La veda se cumple, ahora sí, sin excepciones ni inmunidades. En Venecia, a 10 de agosto de 2003 [1] Vicente Caballero es Profesor de Enseñanza Secundaria y cursa estudios de Doctorado en la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid. |
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