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Resumen / Introducción En su artículo "Filosofía y Locura", Gustavo Bueno (Bueno 2003; disponible en www.nodulo.org/ec /2003/n015p02.htm) esboza, desde los parámetros del materialismo filosófico, las coordenadas principales que dibujan un posible panorama susceptible de ser vislumbrado a partir del rótulo de dicho texto suyo, realizando un recorrido, entre otras, por estas cuatro cuestiones sucesivas: 1) la escisión del término "filosofía" en dos géneros en función de su carácter de concordancia o discordancia con el "sentido común" de cada sociedad; 2) la división también del término "locura" en subjetual y objetiva; 3) la clasificación o taxonomía de las posibles relaciones emic entre filosofía y locura; y 4) la clasificación o taxonomía de las posibles relaciones etic entre filosofía y locura. Nuestro objetivo aquí será elaborar un análogo esquema que recorra esas mismas cuestiones, mas teniendo en nuestro caso como objetivo referente de las mismas la relación entre la psicología, o las psicologías, y la locura, y sin que ello deba necesariamente implicar la adhesión, o la divergencia, respecto de las restantes propuestas elaboradas por el sistema del materialismo filosófico. 0. Esbozo de clasificación "absoluta" de las corrientes y escuelas de psicología Como ya ha sido indicado, el análisis de Bueno considera la división del término "filosofía" en función del criterio proporcionado por la concordancia o discordancia respecto del "sentido común" de cada época y sociedad. Establecer un correlativo análisis que permita la consiguiente escisión del término "psicología" nos obligará a nosotros, sin embargo, a plantear algunas cuestiones previas y pertinentes para este asunto. La primera de tales cuestiones gira en torno al posible alcance y extensión del término "psicología". El siglo XX ha sido testigo de una proliferación de escuelas y enfoques bajo dicho rótulo en un grado tal que no encuentra parangón alguno dentro de las restantes disciplinas académicas enmarcadas dentro del llamado conocimiento "científico". Sin embargo, no será nuestro objetivo aquí analizar la especificidad de dicho conocimiento, ni tampoco lo será el establecer si algunas, varias o quizás la totalidad de tales escuelas pueden legítimamente o no adscribirse el título de "científicas" (ya sea en función de su posible método, o ya sea en función de su presunto cierre categorial) o incluso el de "psicológicas" (ya sea en función de su objeto específico, o ya sea en función de su campo propio de aplicación). Así pues, es nuestra pretensión abarcar en este análisis a la totalidad o casi la totalidad de los enfoques que se (auto)denominan con el término "psicología" y que se (auto)conciben como estando enmarcados y siendo operativos dentro de esa misma disciplina, con independencia de que ello vaya acompañado de una mayor (o incluso casi exclusiva) o de una menor (o incluso prácticamente nula) presencia dentro del medio académico propio de la misma en el territorio del estado español o en cualesquiera otros distintos. No obstante, lo que sí precisamos para ello será establecer precisamente una clasificación de tales enfoques y paradigmas presentes en el ámbito de la psicología, una clasificación según criterios "absolutos", propios o inmanentes, es decir, no relativos o funcionales respecto de otras cuestiones, sino en función de sus propias características intrínsecas; y ello con el propósito tanto de evitar una repetitiva e inacabable enumeración de todas y cada una de tales escuelas de cara a sus posibles ubicaciones en las posteriores clasificaciones relativas que después llevaremos a cabo, como también con el objeto de permitir la elaboración de aquellos bloques, grupos o géneros de enfoques que permitan, en la medida de lo posible, tales clasificaciones relativas con la mayor sencillez y operatividad posible. Otra cuestión que a este respecto también dejaremos de lado es hasta qué punto tales enfoques o escuelas, o tales grupos de las mismas, pueden o no ser realmente considerados como distintos "paradigmas". Así pues, procedemos a agrupar los enfoques y escuelas de psicología en los siguientes grupos (agrupación, como se verá, no exenta de dificultades, en tanto que muchos enfoques presentan una relación de continuidad entre sí, lo que obliga a realizar cortes siempre artificiosos en aras de obtener cualquier delimitación presentable; hágase notar en todo caso que las siguientes delimitaciones tienen lugar en buena medida atendiendo no tanto a los criterios metodológicos de las diversas escuelas y enfoques como a las concepciones que éstas tienen del sujeto y la realidad humanas en tanto que objeto de estudio propio, así como a las clasificaciones más extendidas en los manuales de psicología e historia de la psicología al uso): 1) Comenzamos con el enfoque actualmente conocido como Cognitivo-Conductual (en adelante CC), que abarca e integra tanto al Conductismo en sus diversas variantes como al Cognitivismo e igualmente a la vigente síntesis de los dos y que opera bajo dicho rótulo casi en exclusividad en la academia del estado español y de varios otros (véase Skinner 1974 y 1987, APA 2002, OMS 1992, Belloch et al. 1995, Labrador et al. 1999, Beck et al. 1995, Vázquez 2003, Pérez Álvarez 2004). 2) Consideraremos como un apartado distinto al anterior a la conocida como Terapia Racional Emotivo-Conductual (en adelante TREC; véase Ellis 1999, Ellis y Grieger 2003, Lega et al. 2002), ya que, a pesar de su proximidad al enfoque CC y su ya algo notable inclusión en el medio académico, este enfoque se (auto)concibe y puede ser caracterizado como Humanista, por lo que en realidad supone un puente (quizás el más claro y único hoy día) entre el CC y las escuelas de la llamada Psicología Humanista. 3) Ubicaremos en un mismo apartado al Psicoanálisis Freudiano y al Lacaniano (ambos, en adelante, FL; véase Freud 1974, Laplanche y Pontalis 1996, Lacan 1981 y 1984, Dor 1994, Miller 1984, Milner 2002, Marqués 2001, Alemán y Larriera 2001, Gárate y Marinas 2003), tanto por su preponderancia dentro de las escuelas dinámicas como por la explícita continuidad y complementariedad que hay entre ellos del segundo respecto del primero. 4) Será, pues, un grupo distinto el conformado por las restantes escuelas de claras raíces psicoanalíticas y subsiguiente ubicación Dinámica (grupo que será citado en adelante como DIN). Aquí estarían por ejemplo la Psicología Individual (Adler 1961 y 1978) y la Psicología Analítica (Jung 1994 y 2002) y escuelas post-jungianas como la Psicología Arquetipal (Hillman 1999 y 2004), así como el Psicoanálisis Grupal (Moreno 1975), pero también las propuestas de la Psicohistoria (Demause 1982, Pinillos 1988), el Análisis Transaccional (Berne 1966 y 1974), la Terapia Gestalt de la Costa Este (Perls et al. 2002), el Análisis del Carácter (Reich 1972), Análisis Bioenergético (Lowen 1977) o la Psicomagia (Jodorowsky 2001 y 2004). Sin embargo, no incluiremos aquí el Freudomarximo por ubicarlo mejor posteriormente en el grupo de la Psicología Crítica. 5) Otro epígrafe (aunque claramente influido por las teorías dinámicas, del mismo modo que algunas de las expuestas en el apartado anterior –como el Análisis Transaccional o la Terapia Gestalt– podrían también ser ubicadas en éste) será el amplio conjunto conformado por la Psicología Humanista (en adelante HUM), y bajo el cual se adscribirían, además de las ya clásicas y conocidas propuestas de la Psicología Humanista "clásica" (Allport 1966, Rogers 1972 y 1981, Maslow 1973; y excluimos de aquí el Freudomarxismo de Fromm y Marcuse por los mismos motivos que hemos expuesto en el apartado anterior), los restantes enfoques de raíces fenomenológicas y existenciales (véase Jaspers 1970), como el Análisis Existencial (Binswanger 1973, Boss 1958, May et al. 1963) o la Logoterapia (Frankl 1979 y 2001), pero también el Asesoramiento Filosófico o Counseling (Achenbach 1984, Marinoff 2000, Raabe 2001, Cencillo 2002 y 2004, Cavallé 2002 y 2004, Barrientos 2004) y otras propuestas recientes (Monedero 1995 y 1996); las escuelas de Palo Alto y de Terapia Breve (Watzlawick et al. 1974, Watzlawick 1980, Fisch et al. 1988, Watzlawick y Nardone 1997, Bateson et al. 1993) y las escuelas Sistémicas (Estructuralista: Minuchin 1985, Estratégica: Haley 1986, Comunicacional: Satir 1986, Paradójica: Selvini-Palazzoli 1980; véase Ríos 1994), mención aparte de la Psicología Narrativa (Sarbin 1986, Bruner 1991), y a las que podemos añadir el enfoque de las Constelaciones Familiares (Hellinger 2001) o el de la Psicogenealogía (Jodorowsky 2001 y 2004); la Psicodiálysis (Cencillo 1975, 2001 y 2002); la Psicología Cultural, Intercultural y/o Transcultural (Cole 1999, Price-Williams 1980, Pérez Sales 2004) y la Etnopsicología (Fericgla 1989 y 2005); etc. 6) Ubicamos en un apartado específico a las escuelas y enfoques que podemos considerar como de Psicología Crítica (en adelante CR), muchas con notables influencias de las corrientes humanistas y dinámicas. Aquí emplazamos el Freudomarxismo de Fromm (1971) y Marcuse (1981), la Antipsiquiatría (Laing 1964, Cooper 1971, Szasz 1973) y su heredera la Contrapsicología (Arnau 1998/2005, ERQNC), la Psicología (social) Comunitaria (Bender 1976, Martín 1998, Yela 2005), la Psicología de la Liberación (Martín-Baró 1998), la Investigación-Acción Participativa (Salazar 1992, Villasante et al. 2000), el Socioanálisis o Análisis Institucional (Pichon 1976, Lourau 1970, Lourau et al. 1977, Lapassade et al. 1977, Guattari 1990, Ibáñez 1994 y 1997), la Psiquiatría Radical (Steiner 1991, Steiner et al. 1998), el Esquizoanálisis (Deleuze y Guattari 1985 y 1988, Guattari 2000), el Psicoanálisis (Post)Lacaniano Crítico (Žižek 1992 y 1998, Alemán 2003), la Psicología Crítica Postmoderna (Ibáńez e Íñiguez 1997, Gordo y Linaza 1996, Gordo y Parker 1999, Ovejero 1999, ARCP) y la Psicología Social del Caos (Munné 1994 y 1995), así como también aquellas diversas propuestas contrarias a la prioridad del enfoque psicológico en (casi) cualquiera de sus formas (Gordo 2005, Álvarez-Uría y Varela 1986, Álvarez-Uría 2004, Panero 1990, Degen 2001, Fuentes 2002, Quiroga 2005, etc.). 7) Un último grupo estaría formado por aquellas corrientes dotadas de un explícito carácter Espiritual (en adelante ESP) e incluso más o menos religioso, derivadas de las órbitas dinámica y humanista y cuyo máximo exponente actual sería la llamada Psicología Transpersonal (Walsh y Vaughan 1985, Tart 1979, Grof 1988 y 2002, Wilber 1989, Wilber et al. 1994, Washburn 1999, Almendro 1999 y 2004, Ferrer 2003), en cuya órbita podemos ubicar tanto la Psicosíntesis de Roquet (Roquet y Fravreau 1981) como la de Assagioli (1996), la Gestalt de la Costa Oeste (Naranjo 1990), la Teoría Primal (Janov 1989), la Psicología Integral (Wilber 2000), la Psico(pato)logía del Caos (Almendro 2003) o la Epopteia (Fericgla 2003), así como las diversas psicologías de corte oriental más o menos próximas a la conocida como New Age, y también la Parapsicología (Pilón 1994). No hemos considerado en nuestra clasificación el psicodrama (Moreno 1961, Pavlovsky et al. 1979), la hipnosis (Erickson 2002, Capafons 2001), la PNL (Bandler 1989), la meditación (Goleman 1986, Fontana 1992, Watson et al. 1999), la visualización (Gawain 1990), la musicoterapia (Benezon 2000), la risoterapia (Satz 2001), o el uso de drogas (Yensen 1998, Romero 2005), juegos varios, técnicas corporales, de relajación, etc., por considerar que no son propia o prioritariamente enfoques o escuelas teóricas de psicología, sino, más bien y precisamente, sólo técnicas susceptibles de diversos usos por varias e incluso por divergentes escuelas.
La segunda cuestión previa radica en la posible relación a establecer entre la(s) psicología(s) y lo calificado como "sentido común". Con este último término Bueno se refiere a los saberes denominados "de primer grado" en tanto que integrados en sistemas de saberes socializados en cada sociedad o época histórica, siendo tales saberes de primer grado los conformados por las diversas disciplinas científicas establecidas en un momento dado, pero también por los saberes técnicos, políticos, etc., de manera que el término "sentido común" en Bueno parece, si no equiparable, sí al menos capaz de acoger buena parte de lo que comúnmente se entiende precisamente por sentido común en el lenguaje cotidiano; nosotros al menos así lo entenderemos aquí. Es con dicho ámbito o plano del sentido común con respecto del cual Bueno establece el criterio de concordancia o discordancia de la filosofía, en tanto que ésta es concebida como un saber de segundo grado y, por ende, en ese sentido ubicado en un plano o nivel distinto, lo cual permite así su consiguiente subdivisión. Ahora bien, es claro que el ámbito del sentido común no resulta una masa uniforme sino, más bien al contrario, notablemente heterogénea, compuesta de diversas magnitudes cuales son las diversas disciplinas científicas, los saberes técnicos, políticos, pero también las creencias religiosas (o laicas), las tradiciones, usos y costumbres culturales, etc., magnitudes todas ellas que pueden confrontarse mutuamente, como de hecho ocurre, en múltiples y variables maneras (como entre otros es el caso del enfrentamiento nunca del todo ausente entre la "imagen manifiesta" y la "imagen científica" del mundo; de todo ello la problematicidad del establecimiento espontáneo, tan frecuente en la filosofía contemporánea de la mente y de la psicología, de lo que sea el "sentido común" o también la "psicología popular", como ha sido denunciado, por ejemplo, por González-Castán 1999). Así pues, es posible también establecer la escisión de una cualquiera de tales magnitudes en función del criterio de su concordancia o discordancia con respecto del todo conformado por el plano del "sentido común" y del cual dicha magnitud es una parte. De este modo, podemos establecer, y así lo pretendemos, la escisión de la(s) psicología(s) en tanto que parte(s) concordante(s) o discordante(s) respecto del todo del sistema del sentido común de referencia. Sin embargo, precisamente la ya indicada heterogeneidad interna del sistema del sentido común impide realizar directamente una operación semejante y nos obliga, para efectuarla adecuada o pertinentemente, a la diferenciación, dentro del propio sistema del sentido común, de varios bloques o géneros de dicho sistema, ya que la relación de concordancia o discordancia que pueda(n) mantener la(s) psicología(s) con uno o varios de tales bloques puede verse invertida con respecto a los restantes. Por ello, la escisión del sentido común tendrá sentido si se realiza precisamente en aquellos bloques o géneros de cuyas respectivas partes podamos establecer unas idénticas o semejantes relaciones de concordancia o discordancia con la(s) psicología(s). Creemos que tal división del sistema del sentido común da lugar, cuando menos, a los siguientes tres géneros: 1) El primero sería el sentido común constituido precisamente por el conjunto de las disciplinas consideradas como "científicas" o, al menos, por los parámetros centrales y dominantes del sistema integrado de las mismas (que ofrecerían la "imagen científica" del mundo). Sería, pues, el sentido común formado por las ciencias y, por ende, también por la propia psicología en tanto que en la actualidad es precisamente concebida como una de ellas, si bien tal estatuto queda reservado para la psicología considerada "científica" por la academia (estatuto que en nuestro país ocupa casi en exclusiva el enfoque cognitivo-conductual). Denominaremos a este género como Sentido Común de las Ciencias (en adelante SCc) y de la Psicología en tanto que una de ellas. 2) Un segundo género sería el formado por el sentido común en su acepción más mundana y cotidiana, directamente ligado con las creencias y costumbres vitales y cotidianas de la más diversa índole (religiosa, cultural, estética, etc.). Nos referiremos a él como Sentido Común Ordinario o cotidiano (en adelante SCo). 3) Como un tercer género concebiremos al sentido común dominante y expresado en las creencias y praxis del ámbito de la política o, mejor dicho, de lo político. En la actualidad parece claro que dicho sentido común estaría conformado predominantemente por las tesis de corte neoliberal respecto del mercado, la democracia, los derechos humanos, las corrientes políticas, etc., y que tendría picos destacados como pueda ser el caso del así calificado como "pensamiento único". Será el Sentido Común Político (en adelante SCp). Tras estos preámbulos ya disponemos de condiciones, siquiera sean mínimas, para afrontar la cuestión de la escisión de la(s) psicología(s) por su relación de concordancia (psicologías concordantes o Y C) o discordancia (psicologías discordantes o Y D) con respecto del SC, es decir, de cada uno de los tres géneros o subsistemas de SC: Respecto del SCc, tendremos que las psicologías con él concordantes (Y Cc) son claramente el CC y también la TREC. En otros países (como es claramente el caso de los países sudamericanos –y en cierto grado también en el nuestro en la medida que también tiene cierta aceptación en el medio académico, aunque casi más en el de disciplinas como la filosofía que en el de la propia psicología–) la Y Cc es, no obstante, la FL. Las psicologías discordantes (Y Dc) son todas aquellas clasificadas como DIN, HUM, CR y ESP. Respecto del SCo, las psicologías concordantes (Y Co) son mayormente aquellas calificadas como HUM, notablemente más acordes que las demás con dicho SCo y con lo que se ha dado en llamar (no sin cierta problematicidad, como ya hemos indicado) "psicología popular" o "folk psychology", íntimamente ligada a aquel. Cabe mencionar dentro de HUM algunas posibles excepciones a tal concordancia, como puede ser por ejemplo el caso de la Psicología Intercultural o Transcultural o la Etnopsicología. Habría, por otro lado, enfoques cuya concordancia o discordancia resulta difícil de establecer de manera tajante, como son FL, CC y TREC (en la medida en que el SCo ha asimilado o asumido buena parte de su convecino el SCc), y también ESP (que puede resultar familiar para quienes su SCo tenga fuertes componentes religiosos, pero dado el alto grado de elementos propios de la religiosidad oriental asumidos por ESP, éste sigue resultando en buena medida extraño para nuestro SCo occidental, aunque a su vez ello también se ve en cierto grado atenuado por la influencia de la New Age). Finalmente, las psicologías discordantes (Y Do) serían DIN y CR. Respecto del SCp, las psicologías concordantes (Y Cp) son, de hecho, CC, DIN y ESP, dado el casi exclusivo énfasis puesto por tales enfoques en el sujeto individual y descontextualizándolo en su génesis prácticamente de cualesquiera factores sociales a los que, por otro lado, se propugna su adaptación de un modo mayor y casi totalmente acrítico. En una situación intermedia estarían FL, HUM y TREC, dependiendo de autores y otros factores más concretos. Por último, el lugar de la psicología claramente discordante (Y Dp) resulta ocupado, de facto y en exclusiva soledad, por CR. En esta cuestión asumimos mayormente tanto la concepción planteada por Bueno de la locura como desequilibrio de una parte del sistema no asimilable por éste y posible causa de la destrucción de dicha parte, como también la escisión igualmente por él planteada (aunque creemos que no exenta de problematicidades que habrían de ser consideradas en otro lugar) entre locura subjetual (LS), en la que el desequilibrio no asimilable se da en la relación entre el sujeto corpóreo con su sistema-entorno (al modo en que es tipificada y personalizada por ejemplo por la psiquiatría y la psicopatología oficiales), y locura objetiva (LO), en la que el desequilibrio no asimilable se da en la relación de aquellos proyectos que son claramente discordantes con el sistema etic de referencia (como serían casos evidentes en la actualidad el ilimitado y descontrolado desarrollo neoliberal del proyecto capitalista o la ausencia de ciertas y notables medidas ecológicas a nivel planetario). Procedamos ahora a establecer la clasificación o taxonomía de las posibles relaciones emic que pueden tener lugar entre la(s) psicología(s) y la(s) locura(s). 1) En primer lugar, cabría concebir unas psicologías de tipo neutral (Y N), es decir, que no concibieran la locura como algo positivo ni negativo y, por tanto, que no manifestaran ninguna finalidad práctica respecto a su fomento o su eliminación. La línea CC, en tanto que imbuida por la ingenua autoconcepción de positivismo ciertamente tosco pero aún dominante en la mayor parte del ámbito académico de las ciencias, suele expresarse en este sentido, lo cual resulta claramente falso dado que toda concepción de la psicología, así como de cualquier otra de las llamadas "ciencias humanas", resulta directa e intrínsecamente invadida por las cuestiones de índole socioeticopolítico o, dicho de otro modo, por cuestiones relativas al/los valor/es, de manera que, por otra parte y de manera inevitable, no pueden sino presentar una integración problemática respecto de ciertas otras partes (análogas o no) del sistema del sentido común y, por ende, respecto del mismo en su totalidad. 2) En segundo lugar, hablaríamos de aquellas psicologías que son contrarias a la LS y que fomentan su eliminación. En este grupo se sitúan casi todas las concepciones y escuelas de psicología; concretamente y de manera clara: CC, FL, DIN, HUM y TREC. Cabe pensar en la excepción de algunas líneas de ESP y de CR, que quizás podrían situarse mejor en el siguiente apartado. 3) En tercer lugar, estarían aquellas psicologías favorables a la LS o que buscan su estimulación, lo cual, como decíamos, bien puede entenderse que sucede en ciertas corrientes y autores de ESP y CR, en tanto que, en un cierto y notable sentido, conciben la LS como una suerte de crisis (ya sea espiritual, ya sea de desalienación) necesaria para acceder tras ella, y mediante ella, a una reintegración o reapropiación de uno mismo a un nivel más amplio, sólido o adaptable. 4) En cuarto lugar, tenemos aquellas psicologías contrarias a la LO y que fomentan su eliminación. Se tratará, por consiguiente, de aquellas psicologías afines al sistema social vigente, por lo que aquí habríamos de ubicar a cada una de las Y C respecto de cada uno de los géneros del SC. No obstante, consideramos que el aspecto nuclear del sistema social humano, por encima de cualesquiera otros, es su carácter socioeticopolítico, por lo que en este apartado estarán ubicadas las Y Cp: CC, TREC, DIN y ESP, mayormente afines todas ellas (y en no pocas ocasiones en un grado de servilismo prácticamente explícito y totalmente incondicional) al sistema sociopolítico "imperante" (y tomando esta última palabra en su doble sentido de imperial y de vigente). En una situación intermedia, en función de corrientes, autores y otros factores concretos según cada caso, podemos ubicar a FL y HUM. 5) En quinto y último lugar, topamos con aquellas psicologías favorables a la LO o que buscan y promueven su estimulación, grupo éste formado de manera prácticamente exclusiva por CR, la única que explicita sus intenciones de "invertir" el sistema dado por considerar que es precisamente en éste donde reside la verdadera LO en la que nos encontramos inmersos y en cuya inmersión justamente a su vez nos vemos impedidos para percibirla como tal.
El último punto que nos hemos propuesto tratar aquí es el relativo a la clasificación o taxonomía de las posibles relaciones etic que cabe producirse entre la(s) psicología(s) y la(s) locura(s). Pues bien, dos son las cosas fundamentales que a este respecto habremos de expresar. La primera es que topamos con el problema de establecer o no una psicología etic (Y etic), considerada como la "correcta" o "adecuada" (o, al menos, más que las demás), y que sirva de referencia en función de la cual dirimir las posibles relaciones de Y C y Y D (C y D respecto de dicha Y etic de referencia) con las LS y LO. No haremos aquí tal cosa, por lo que mantendremos la ausencia de una Y etic de referencia, siquiera sea de forma provisional en estos momentos. No obstante, ello no habrá de impedirnos abordar la cuestión de las posibles combinaciones que pueden darse entre Y C y Y D, y LS y LO, si bien tales combinaciones habrán de ser consideradas desde el punto de vista de todas y cada una de las distintas psicologías. En principio, ello podría parecer un gran obstáculo que nos obligara a realizar un esquema clasificatorio desde el punto de vista de cada psicología. Pero no es así, pues resulta que todos los posibles esquemas pueden ser deducidos, y en esa misma medida reducidos, a uno sólo, previo a todos ellos, y ello debido a que: 1) para cada psicología, son Y C las afines a ella y precisamente en la medida en que poseen un mayor grado de dicha afinidad, y son Y D las distantes de ella y precisamente en la medida en que presentan un mayor grado de dicha distancia; y 2) ello ocurre igualmente tanto respecto de la LS como de la LO. Así pues, resulta que cada psicología considera que las psicologías que mantienen una relación propicia tanto con la LS como con la LO, son siempre las otras salvo, quizás, las más próximas. De este modo, podemos establecer el siguiente esquema de afinidades entre las diversas corrientes o concepciones de psicología, donde cada una de ellas tenderá a considerar como aliadas de la L (S y O) a las distantes, dudando en todo caso de las contiguas:
CC ¡ TREC ¡ FL/DIN ¾ HUM ¾ CR ¡ ESP Cabe destacar en dicho esquema el lugar de aislamiento que ocupa CC, conectada únicamente con la demás a través del peculiar estatuto de la TREC, así como también cabe destacar el lugar central que ocupa HUM, en torno a la cual giran directamente todas las restantes concepciones salvo precisamente CC, que lo hace sólo indirectamente a través del puente de la TREC. Referencias bibliográficas
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ANEXO 1: Clasificación "absoluta" de las corrientes de psicología CC = Cognitivo-Conductual. TREC = Terapia Racional Emotivo-Conductual. FL = Psicoanálisis Freudiano y Lacaniano DIN = Psicología Individual, Psicología Analítica, Psicología Arquetipal, Psicoanálisis Grupal, Psicohistoria, Análisis Transaccional, Terapia Gestalt, Análisis del Carácter, Análisis Bioenergético, Psicomagia. CR = Freudomarxismo, Antipsiquiatría, Contrapsicología, Psicología Comunitaria, Psicología de la Liberación, IAP, Análisis Institucional, Psiquiatría Radical, Esquizoanálisis, Psicoanálisis (Post)Lacaniano Crítico, Psicología Crítica Postmoderna, Psicología Social del Caos. ESP = Transpersonal, Psicosíntesis, Gestalt, Teoría Primal, Psicología Integral, Psico(pato)logía del Caos, Epopteia, Psicologías Orientales y New Age, Parapsicología. HUM = Psicología Humanista clásica, Análisis Existencial, Logoterapia, Asesoramiento Filosófico, Escuela de Palo Alto, Terapia Breve, Psicología Sistémica, Psicología Narrativa, Constelaciones Familiares, Psicogenealogía, Psicodiálysis, Etnopsicología, Psicología Transcultural.
ANEXO 2: Clasificación relativa de las Psicologías según su concordancia (Y C) o discordancia (Y D) con los tres géneros del Sentido Común: de lo científico (SCc), cotidiano u ordinario (SCo) y de lo político (SCp)
Y Cc = CC, TREC SCc à ¿? = FL Y Dc = DIN, HUM, CR, ESP Y Co = HUM (- Psi Transcult / Etnopsic) SC à SCo à ¿? = FL, CC, TREC, ESP Y Do = DIN, CR Y Cp = CC, TREC, DIN, ESP SCp à ¿? = FL, HUM Y Dp = CR
ANEXO 3: Taxonomía emic Y -L
1. Y N à [CC] 2. Y contra LS à CC, TREC, FL, DIN, HUM 3. Y pro LS à ¿ESP, CR? 4. Y contra LO à CC, TREC, DIN, ESP ¿? à FL, HUM 5. Y pro LO à CR
ANEXO 4: Taxonomía etic Y -L (problema Y etic)
CC ¡ TREC ¡ FL/DIN ¾ HUM ¾ CR ¡ ESP
NOTAS: (*) Jose Luis Romero Cuadra es alumno de doctorado en la Facultad de Filosofía de la U.C.M.
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