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Resumen
En su primera etapa Kuhn se
interesa por
temas
relacionados con la psicología de los procesos cognitivos. Este interés
lo
acompañará hasta el final en sus estudios acerca del desarrollo
científico.
Destacar lo anterior reorienta la lectura de Kuhn desde una perspectiva
naturalizada y menos sociológica. La naturaleza de los procesos
cognitivos es
un tema presente en Kuhn, reconocerlo permite pensar la discusión
respecto a la
forma en que se vincula con su epistemología.
Abstract
In his first stage Kuhn is interested in subjects related to the psychology of the cognitive processes. This it will accompany until the end his studies about the scientific development. To emphasize the previous thing reorients the reading of Kuhn from a naturalized and less sociological perspective. The nature of the cognitive processes is a present subject in Kuhn, to recognize it allows to think the discussion with respect to the form in which it ties with his epistemology.
La relación
temprana
entre Kuhn y la psicología del conocimiento
En 1940
Kuhn comenzó a estudiar física en Harvard. Durante este período comenzó
a
mostrar interés por la filosofía. Sobre esto ha confesado que Kant fue
para él
una revelación, en particular el tema de las condiciones del
conocimiento, “la
noción me arrastró”[1]
confesaría mucho después. Pero la filosofía no era el único interés de
Kuhn
fuera de la ciencia. El problema del conocimiento científico estuvo en
su mente
desde muy temprano, Kuhn confiesa haberse interesado desde el principio
por
saber qué es lo que pasa con los científicos y sus elaboraciones
conceptuales.
Estas cuestiones lo llevaron a realizar muchas lecturas de Piaget. En
1948
Thomas Kuhn comenzó su trabajo en la Society of Fellows. Mientras
realizaba su
tesis dedicó gran tiempo a su formación como historiador. Según
confiesa fue
una época dedicada a diversas lecturas. Por entonces, leyendo una tesis
de
Merton, Kuhn descubrió a Piaget.
“Una
nota encontrada, por casualidad, al pie de una página, me condujo a los
experimentos por medio de los cuales, Jean Piaget, ha iluminado tanto
los
mundos diversos del niño en crecimiento como los procesos de transición
de un
mundo al siguiente.”[2]
Algo
significativamente parecido había en cómo descubría Piaget que pensaban
los
niños y cómo los científicos desarrollan sus teorías:
“Y
leí un montón de cosas suyas, empezando por su Mouvement et vitesse. Y
pensaba
todo el rato, ¡madre mía!, estos niños desarrollan las ideas del mismo
modo que
los científicos, salvo (...) que se lo están enseñando, les están
socializando,
no es un aprendizaje espontáneo, aprenden lo que ya está disponible.”[3]
En las Conferencias Lowell[4] señalaba que, en el estudio del método, hay que incorporar el estudio del agente de la teoría, entiéndase por tal tanto al individuo como la comunidad (Mayoral de Lucas, 2004: 198). Allí planteaba que el lenguaje es lo que conecta al individuo con el grupo a través de la teoría. Una teoría es un lenguaje compartido por numerosos individuos, incluso a lo largo de mucho tiempo. Por lo tanto, por más que se objetive, la ciencia surge de las condiciones epistemológicas de los sujetos.
“A lo largo de su etapa como fellow, Kuhn explorará las condiciones epistemológicas del científico desde diversos puntos de vista (lógico-semántico y psicológico, principalmente).”[5]
En su primera etapa Kuhn ha atendido a las cuestiones cognitivas dándoles un lugar de preeminencia. En La revolución copernicana (1957) intuía que en un cambio de esquema conceptual debía haber más que problemas estrictamente científicos y se preguntaba por el motivo que lleva a los sujetos a cambiar un esquema exitoso por otro. Las razones pueden ser epistemológicas e inciden en ellas variables históricas. Sin embargo, comprender mejor esos cambios implicaría descubrir cómo es que son psico-cognitivamente posibles. En La estructura de las revoluciones científicas (1962)[6] volvía una y otra vez a reflexionar sobre cómo los científicos concretos vieron y resolvieron sus problemas y dieron lugar a nuevos modos de entender la ciencia gestando cambios revolucionarios (Kuhn, 1962b/2002a: 99, 144, 210, 238). Por otra parte, debemos convenir en que si una comunidad cambia sus convicciones paradigmáticas es porque se han ejecutado para ello operaciones psicológicas en sus miembros. Por presión de grupo o sin ella el individuo pone en juego factores cognitivos que el cambio exige. Sabemos que los miembros de una comunidad científica, en el período de revolución, se van “convirtiendo” primeramente de a uno y hasta en algunos casos podríamos ubicar al que comienza la serie. ¿Cómo es que la ciencia cambió su punto de vista de un objeto balanceándose de una cuerda, de modo que pasara de ser un cuerpo que se desplaza de una posición superior a una más baja hasta llegar a su reposo natural con dificultad, a ser un péndulo?
“¿Por qué tuvo lugar ese cambio de visión? Por el genio individual de Galileo.”[7]
También es cierto que Kuhn ha propuesto un cambio en masa de la comunidad en donde la mayoría podría convertirse en un golpe de mando revolucionario. Por supuesto que al historiador de la ciencia le interesa destacar esos momentos en que ciertas teorías adquieren confiabilidad y son validadas públicamente por parte de la mayoría de los científicos. Pero ¿acaso ese proceso masivo elimina de los individuos la exigencia operacional a nivel psicológico en sus mentes, el compromiso con un grado de racionalidad y la necesidad de comprensión? Probablemente esos procesos inmanentes en los que unos empiezan a aceptar el punto de vista de otros sea el mayor aporte de racionalidad que el individuo realiza en los cambios revolucionarios.
A pesar de que Kuhn haya manifestado su interés en la psicología social no ha dejado de suministrar ejemplos acerca del funcionamiento cognitivo del sujeto científico particular y, podría decirse, que una de sus preocupaciones ha sido dar cuenta de lo que sucede en la mente del científico, tanto en el período de ciencia normal como en los procesos revolucionarios. El Kuhn historiador no se ha limitado al relato de los hechos. Su estilo está lleno de insinuaciones respecto de lo que podría suceder en el interior del científico, como si pretendiera leer sus mentes.
“Yo
pensaba
–perdónenme– que, con la posible excepción de Koyré, y quizá incluso ni
eso,
era capaz de leer textos y meterme en la cabeza de las personas que los
escribieron mejor que ningún otro en el mundo.”[8]
Lo que pretendo destacar aquí es que la investigación de Kuhn acerca de la historia de la ciencia lo ha conducido inevitablemente hacia el terreno de la psicología del conocimiento del investigador.
La
noción de esquema conceptual en La
revolución copernicana
En la
primera obra histórica importante de Kuhn, La
revolución copernicana (1957),
encontramos en germen muchas de las ideas que desarrollará después. Una
de
ellas es la noción de esquema conceptual que será un prototipo de lo
que
después denominará paradigma. El esquema conceptual obliga a planteos
de tipo
psicológicos o cognitivos. Un ejemplo de esquema conceptual es el
universo de las dos esferas (tal como califica Kuhn al modelo que opone
a un
centro fijo –correspondiente al globo terráqueo–, la esfera de las
estrellas
fijas girando alrededor en el extremo del universo). Este modelo, o
esquema
conceptual, adquirió tal autoridad y solidez explicativa que no fue
sometido a
discusión durante siglos.
Sin
pretender definir qué cosa debe entenderse por esquema conceptual Kuhn
nos
aclara que es un producto de la imaginación humana (Kuhn, 1957/1985:
65). Esto
no significa que no hubiera datos empíricos que lo sostuvieran, pero el
esquema
posibilita ir más allá de los datos observacionales.
Las
funciones principales de un esquema conceptual son de dos tipos:
1)
Psicológicas: en tanto brindan tranquilidad y seguridad, marco
necesario para
desarrollar las actividades humanas. En este aspecto el esquema
conceptual
permite mantener el mundo cotidiano en un clima de confianza
fundamental
respecto de las creencias acerca del significado de la existencia, de
lo que es
el mundo, sus posibles comportamientos y la relación que el hombre
tiene con
sus dioses (Kuhn, 1957/1985: 29).
2)
Lógicas: referidas a una especie de economía que proporciona todo
esquema conceptual.
Este esquema funciona como un modelo que fija una organización tal de
las cosas
a las que éstas se deben acomodar. Según Kuhn el principio de economía
aquí
descrito es un criterio lógico. Los datos observacionales se integran
y, más
aún, no deben memorizarse porque pueden deducirse. A tal punto que:
“(...)
las observaciones pueden derivarse del modelo.”[9]
Este
fin pragmático está plenamente justificado por la
coherencia teórica que otorga el esquema
conceptual al integrar y sistematizar con una lógica interna los datos.
Todas
las observaciones de los cielos del hombre antiguo quedaron integradas
en esa
lógica de las dos esferas.
Ahora
bien, como consecuencia de ambas funciones nos encontramos con la
posibilidad
de trascender el mundo conocido. El esquema conceptual permite
establecer cómo
debe ser el mundo en aquellas regiones que no han sido exploradas. En
este
sentido actúa como una guía, indicándole al científico hacia dónde debe
dirigir
su atención y lo que puede esperar encontrar (Kuhn, 1957/1985: 70). Una
vez
encaminada la investigación, orientada por el esquema conceptual, los
nuevos
conocimientos se incorporan a él formando un todo más amplio y eficaz.
Una de
las cuestiones que aquí plantea Kuhn es que la aceptación del esquema
conceptual
es una suposición y una cuestión de fe (Kuhn, 1957/1985: 68). El
esquema
conceptual ptolemaico está ligado al significado y la comprensión que
adquiere
el lugar del hombre en el mundo y en relación con los dioses. Sin
embargo, Kuhn
sostiene que el hombre de ciencia está involucrado en esa creencia de
un modo
“científico”, ya que utiliza un esquema conceptual con pleno
convencimiento del
mismo:
“El
hecho de que el científico utilice tal o cual esquema conceptual en sus
explicaciones es un índice de hasta qué punto confía en él, es una
muestra de
su convicción de que el modelo que emplea es el único válido.”[10]
Esa
confianza que inspira el esquema conceptual adoptado nunca tiene
suficientes
garantías. Los procesos históricos nos demuestran que los esquemas
conceptuales
se reemplazan unos a otros sin que ninguno de ellos tenga validez
definitiva.
“La
historia de la ciencia está llena de ejemplos de esquemas conceptuales
en los
que se ha creído de forma fervorosa hasta que fueron reemplazados por
otras teorías
incompatibles con ellos. No hay forma posible de probar que un esquema
conceptual es definitivo.”[11]
¿Y entonces, cuáles podrían ser las razones de la preferencia de un esquema conceptual sobre otro? Antes de Galileo el modelo geocéntrico ptolemaico brindaba seguridades que, como vimos, son de gran influencia psicológica en el ánimo de los científicos. La comunidad científica es conservadora con respecto a sus logros y se afirma en ellos. Pero en tiempos de Galileo el sistema ptolemaico requería ya demasiados ajustes. Los mismos descubrimientos realizados con la inspección a través del telescopio parecían acordar más con un modelo diferente. En estas condiciones, aceptar el viejo modelo ptolemaico revisado era tan costoso, en términos de aprendizaje, como aceptar el nuevo modelo copernicano. Aparentemente la precisión explicativa que surge del nuevo modelo se impone como una mejoría y la fecundidad de investigaciones que promueve es otro dato a favor (Kuhn, 1957/1985: 337). Según puede colegirse de las palabras de Kuhn el nuevo esquema conceptual explicaría más fenómenos que el anterior. Por supuesto que, además, los que se explicaban antes de una manera ahora se los explica de otra. Pero la cuestión clave parece ser de orden cuantitativo.
“Así
es como progresa la ciencia: cada nuevo esquema conceptual engloba los
fenómenos explicados por sus predecesores y se añade a los mismos.”[12]
Pero no
hay que creer que los nuevos modelos tengan mejores atributos
lógico-racionales
“Lo
único que crece es la lista de fenómenos que necesitan ser explicados;
las
explicaciones en sí no conocen un proceso acumulativo análogo. A medida
que
progresa la ciencia, sus conceptos se ven repetidamente destruidos y
reemplazados, y en la actualidad los conceptos newtonianos no parece
que vayan
a constituir una excepción a la regla.”[13]
La
situación así planteada resulta ser la siguiente: existe una mayor
cantidad de
datos observacionales que aparecen mejor ordenados y coherentemente
sistematizados en un determinado modelo científico en relación con
otro. Desde
este punto de vista cabe hablar de progreso. Pero el carácter
explicativo no es
mejorado en sí mismo, la coherencia o sentido hacia adentro del modelo
no es
superior en uno que en otro. Kuhn
sugiere que es el mismo modelo que se ha impuesto el que encuentra
problemas
que no pueden responderse desde la visión del mundo en la que se erigió
ese
modelo (Kuhn, 1957/1985: 338). Sin alcanzar un punto final la historia
de la
ciencia es la historia de los modelos que los científicos crean para
ser
destruidos por los siguientes sin solución de continuidad (Kuhn,
1957/1985:
338).
Resumiendo,
el esquema conceptual cumple con fines psicológicos y
lógico-cognitivos. Pero
aquí Kuhn ve, en los aspectos psicológicos, algo que sólo tiene que ver
con la
tranquilidad que crea en la mentalidad del científico la confianza en
un
determinado esquema conceptual con
el
cual poder trabajar. Esta sensación la aporta el hecho de que los
científicos
descansan en una serie de creencias admitidas sin discusión. No está,
por lo
tanto, apelando a una psicología del conocimiento sino a una psicología
de la
afectividad o de estados anímicos. Pero los aspectos lógicos que
menciona son
fundamentalmente cognitivos. De manera que correspondería incorporar
estos últimos
dentro de una psicología del conocimiento, como lo hará luego.
La
estructura histórica de la ciencia
Tomaré,
a continuación, el esquema histórico de la ciencia que Kuhn presenta en
La
estructura (1962). Desde ese punto de apoyo se trazan las
ideas principales
de este período de la epistemología de Kuhn. No obstante dicha
exposición se
complementará con otras obras de esta
misma etapa inicial. Al mismo tiempo plantearé cómo aparecen las
cuestiones
psico-cognitivas y las teorías que inciden en Kuhn.
En La estructura podemos
leer el siguiente trazo relacionado con el
desarrollo histórico
de la ciencia:
Multiplicidad de
paradigmas
Ciencia
normal- Crisis-Revolución- Ciencia
normal...
(paradigma)
Inconmensurabilidad
(paradigma)
-anomalías-
-anomalías-
Etapa
pre-normalizada
Existe
un tipo de investigación que carece de patrones compartidos. En este
período de
inmadurez y antes de estabilizarse en sus producciones, la
investigación está
privada de orden y abundan teorías incompatibles. La paradoja parece
ser que
Kuhn admite que muchas de estas elaboraciones (al menos las referidas a
la
óptica antes de Newton) proceden de individuos que hay que calificar de
científicos aunque su producción no pueda ser denominada ciencia (Kuhn,
1962b/2002a: 37). La ciencia que debe construirse desde sus cimientos
permite
una tarea de cierta libertad y creatividad. Las divergencias podrían
encontrarse en lo que comúnmente se denomina el objeto de estudio, ya
que
existen diferentes opiniones respecto de cómo entender algún sector de
la
naturaleza con sus correspondientes discrepancias respecto del método a
emplear. La razón de este estado de cosas es la ausencia de un
paradigma
establecido. En efecto, el paradigma selecciona hechos y los conforma
en un
cuerpo teórico con la interpretación conveniente. Es así que el momento
pre-científico puede caracterizarse por una actividad que consiste en
la
recopilación de datos sin orden debido a la falta de coherencia teórica
explicativa que los reúna.
“Por consiguiente, no es extraño que, en las primeras etapas del desarrollo de cualquier ciencia, diferentes hombres, ante la misma gama de fenómenos –pero, habitualmente, no los mismos fenómenos particulares– los describan y los interpreten de modos diferentes.”[14]
Pero
¿cuál es el acontecimiento que acaba con estas diferencias? ¿Cuál es el
origen
de los acuerdos y el establecimiento de un paradigma? Al exponer un
éxito
experimental u observacional particular alguna de las teorías del
estadio
pre-científico prevalece y pasa a ser aceptada como paradigma común por
presentar ventajas explicativas sobre las demás. Esto no significa que
la
teoría triunfante responda a todos los interrogantes o explique
satisfactoriamente todos los hechos. Lo cierto es que el paradigma
dirige, una
vez aceptado, la actividad científica, define el campo de esta actividad de manera más
rígida y los
científicos convertidos (Kuhn, 1962b/2002a: 46) se abocan a encontrar
aquellos
hechos que se adecuen al paradigma. El resultado, en el grupo que
practica ese
campo, es el agrupamiento de algunos en torno al paradigma que ha
logrado la
síntesis aceptada y la lenta desaparición de las teorías disidentes con
la
dispersión de quienes las defienden. Así se cruza la barrera entre la
prehistoria y la historia particular de una ciencia.
Ciencia normal
Este
período comienza con la adopción de un paradigma, de parte de una
comunidad
científica. La amplitud de esta primera formulación kuhniana de
paradigma nos
permite identificar entre sus componentes típicos:
Ante
tantos aspectos abarcados por el paradigma éste adquiere un sentido
totalizador
de la tarea del científico indicando qué es lo que se debe investigar,
cómo
hacerlo y cómo deben interpretarse los resultados obtenidos.
Este
concepto de paradigma, contenedor de tantos sentidos, no podía estar
exento de
la crítica. La extensión dada por Kuhn a los paradigmas será
restringida más
adelante, pero en La estructura, en
un intento de definición, los
presenta como:
“(...) realizaciones
científicas
universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan
modelos de
problemas y soluciones a una comunidad científica.”[15]
El
paradigma hace que se comiencen a investigar y desarrollar líneas
teóricas y
experimentales en las que los científicos logran acuerdos (incluidos
los
referidos al lenguaje a utilizar) que les permiten delimitar problemas
y
soluciones. La ciencia normal, basada en un paradigma, comienza así a
ampliar
el conocimiento científico generando una acumulación del saber
disponible, un
crecimiento de la información a partir de una ampliación de la base
empírica
ajustada a pautas de interpretación que el mismo paradigma estipula.
El
paradigma no está destinado a permitir la renovación teórica ni la
aparición de
nuevos tipos de fenómenos, sino que sirve para articular y especificar
el conocimiento
adquirido, tanto en el ámbito teórico como experimental (Kuhn,
1962b/2002a:
51). El trabajo, durante la ciencia normal, consiste en perfeccionar la
legitimación del paradigma. Es una labor minuciosa por medio de la cual
los
investigadores tratan de que la naturaleza encaje dentro del paradigma
(Kuhn,
1962b/2002a: 52) ignorando –al menos en principio– los fenómenos que no
se
ajustan a él. Por eso los libros de texto, con los que aprenden los
estudiantes, son conservadores. Los libros de texto en ciencias
naturales no
postulan el pensamiento divergente[16],
tratan diversos temas pero no desde diversos enfoques.
“(...)
en estos libros aparecen soluciones a problemas concretos que dentro de
la
profesión se vienen aceptando como paradigmas, y luego se le pide al
estudiante
que resuelva por sí mismo, con lápiz y papel o bien en el laboratorio,
problemas muy parecidos, tanto en método como en sustancia, a los que
contiene
el libro de texto o a los que se han estudiado en clase. Nada mejor
calculado
para producir ‘predisposiciones mentales’ o Einstellungen.”[17]
La
expresión “predisposiciones mentales” sugiere una
estructura mental
formada por el aprendizaje, pero que también sirve para comprensiones
futuras.
Así se establecen tradiciones dogmáticas, el iniciado no tiene los
elementos
suficientes para decidir sobre ellas ni valorarlas. Los profesionales
se
dedican a resolver problemas seleccionados con los conceptos e
instrumentos de
que los dota el paradigma. Esta estrategia es exitosa a corto plazo
pero garantiza
fracasos a largo plazo (Kuhn, 1964/1996: 285).
Los
paradigmas ejercen sobre la mente de los científicos una influencia
implícita
que les hace aceptar algunas cuestiones básicas dándolas por
sobreentendidas.
Su formación y la tradición de la investigación que comparten proponen
la
coherencia necesaria para evitar cuestionamientos radicales.
“El
hecho de que los científicos no pregunten o discutan habitualmente lo
que hace
que un problema particular o una solución sean aceptables, nos inclina
a
suponer que, al menos intuitivamente, conocen la respuesta. Pero puede
indicar
sólo que no le parecen importantes para su investigación ni la pregunta
ni la
respuesta.”[18]
En
suma, el período de ciencia normal está abocado a resolver tres clases
de
problemas: la determinación del hecho significativo a investigar, el
acoplamiento de los hechos con la teoría y la articulación de la teoría
(Kuhn,
1962b/2002a: 66). La resolución de estos problemas no puede ser
enteramente
satisfactoria en todos los casos pero ocuparse en ellos persigue el fin
de
aumentar el alcance y precisión del paradigma. El carácter de
incompleto del
paradigma permite avizorar enigmas que se presentan habitualmente en la
investigación normal. Estos enigmas requieren agudizar el ingenio para
su resolución
dentro del paradigma, quienes se abocan a esa tarea demuestran su
maestría en
el manejo de los principios intrínsecos del propio paradigma y esta
actividad
es, muchas veces, de las más importantes y estimuladas dentro de la
ciencia
normal. Esta vía, consistente en la resolución de enigmas, permite un
desarrollo acumulativo de la ciencia y, a la vez, un poder explicativo
cada vez
mayor del paradigma.
Anomalías
Pero,
entonces, siempre es de suponer que existan anomalías dentro del
paradigma,
observaciones que no se ajustan exactamente a lo esperado. Cuando las
teorías y
las observaciones no concuerdan del todo estamos frente a las
anomalías. Pero
la confianza y el compromiso hacia la tradición científica hacen
suponer que la
resolución de tales anomalías puede obtenerse de un modo u otro. El
científico
debe confiar en su trabajo y en el realizado por sus antecesores.
“Sin
esa fe, su trabajo sería un desperdicio de tiempo y talento.”[19]
Entonces, los científicos luchan por generalizar la anomalía (Kuhn, 1959b/1996: 259-260) a fin de darle cabida en el sistema. En realidad las seguridades alcanzadas por la comunidad científica hacen difícil el abandono del paradigma y se buscan soluciones que no lo afecten. En algún momento las anomalías crecen, al punto que estas soluciones o hipótesis ad hoc llevan a forjar un sistema demasiado complejo o poco convincente.
Los
descubrimientos científicos dentro del período normal son resultados
previsibles de una teoría (como los elementos que ocuparon los lugares
vacíos
de la tabla periódica) pero otros toman por sorpresa a la comunicad
científica.
Estos últimos tienen una génesis y un proceso no arbitrario. No son
algo caído
del cielo (como la manzana de Newton) y producto del puro genio (Kuhn,
1962a/1996: 197) sino que surgen de anomalías y éstas son la
consecuencia de un
estado determinado del desarrollo científico.
En el
período de ciencia normal, mientras los instrumentos y conceptos no han
alcanzado un desarrollo suficiente, puede que no se reconozca la
existencia de
una anomalía. Cualquier anormalidad observada puede, en principio,
esperarse
que se supere por alguna explicación ulterior sin violar las
expectativas
generales y ajustándose a ellas. Para que algo constituya realmente una
anomalía la ciencia normal debe haber alcanzado un alto grado de
especialidad,
los científicos deben dominar sus instrumentos y tener por bien
asegurado el
aparato teórico que les permita esperar ciertos comportamientos de la
naturaleza y no otros (Kuhn, 1962a/1996: 198). Cuando ciertas
observaciones son
incongruentes con esas expectativas el mismo aparato conceptual se
revela
insuficiente. En consecuencia, es el mismo desarrollo del período
normal el que
generará la percepción de lo anormal.
“La
anomalía sólo resalta contra el fondo proporcionado por el paradigma.”[20]
En
otras, palabras, cuanto más maduro sea el estado del paradigma y los
científicos más convencidos estén de él, más resaltarán los casos
inapropiados
al modelo.
Crisis
Las
anomalías manifiestan el fracaso de las reglas que ofrece la
investigación
normal para resolver sus enigmas. Las anomalías afectan al paradigma de
varias
maneras: por su irresolución en sí, por su persistencia en el tiempo,
por
afectar a generalizaciones explícitas y fundamentales, por impedir la
aplicación a alguna práctica particular (como el caso del calendario en
el
paradigma ptolemaico).
“Cuando
por esas razones u otras similares, una anomalía llega a parecer algo
más que
otro enigma más de la ciencia normal, se inicia la transición a la
crisis y a
la ciencia fuera de lo ordinario.”[21]
Los
intentos de resolver las anomalías, cada vez alejándose más de las
reglas
incluidas en el paradigma, lleva a lo que Kuhn denomina “coyunturas
divergentes” (Kuhn, 1962b/2002a: 137) y hasta llegan a cuestionar
soluciones
aprobadas a problemas ya supuestamente resueltos en el paradigma. Los
efectos
de la crisis generan confusión y desaliento en los científicos.
La
conciencia de este estado de crisis puede observarse históricamente con
la
aparición de otros paradigmas alternativos. Estas nuevas propuestas se
presentan, al principio, en forma oculta, ya que es de esperar que no
tengan
muchos adherentes, además porque la comunidad científica sigue
ejerciendo un
control desde el paradigma vigente. Pero no es fácil que los
científicos
renuncien al paradigma. No basta la presencia de anomalías para que un
paradigma sea abandonado. Para que esto suceda debe ofrecérseles otro
que se
presente con pretensiones legítimas de reemplazo. Mientras se pueda se
inventarán modificaciones ad hoc que permitan extender la vida del
antiguo
paradigma.
En el
período normal no se explicitaban las reglas o las suposiciones
generales que
orientaban la actividad científica. Pero los momentos de crisis
permiten una
revisión a través, muchas veces, de un análisis filosófico de los
aspectos
fundamentales del paradigma (Kuhn, 1962b/2002a: 144). Se desarrolla una
investigación extraordinaria en tanto se concentra la atención en el
trastorno
que genera la anomalía y que permite reconocer otras anomalías por vía
experimental. Por este sendero de ciencia extraordinaria, avanzando a
tientas,
pueden obtenerse nuevos descubrimientos (Kuhn, 1962b/2002a: 144-145).
Esto no
hace más que aumentar la debilidad del paradigma vigente y justificar
la búsqueda
de otro.
“La proliferación de articulaciones en competencia, la disposición para ensayarlo todo, la expresión del descontento explícito, el recurso a la filosofía y el debate sobre los fundamentos, son síntomas de una transición de la investigación normal a la no-ordinaria.”[22]
Revolución
Las
dificultades del paradigma y la creciente ola de opciones diferentes
lleva,
finalmente, al convencimiento de que el paradigma que regía ya no es
satisfactorio.
Tal vez
el modelo de todos los cambios de paradigma en ciencia sea el pasaje
del
universo geocéntrico al heliocéntrico a partir de la revolución
copernicana.
Esa revolución no se completa sino hasta Newton pero es el avance
decidido de
otro enfoque lo que facilita todo lo demás que involucrará a la física
y a las
ciencias en general. Al elegir escribir un libro sobre estos
acontecimientos
científicos (La revolución copernicana) Kuhn
tuvo que reconocer
que en ese cambio teórico se encontraban comprometidas muchas otras
ideas
provenientes de otros campos y que intervenían activamente en el
sostenimiento
de una u otra de esas teorías. En una palabra, la elección entre
geocentrismo y
heliocentrismo implicaba compromisos ideológicos, filosóficos y hasta
religiosos, además de los meramente científicos. Sin embargo, como Kuhn
ha
declarado siempre, su intención siempre ha sido la investigación de lo
que
sucede al interior de la ciencia.
Cuando
un nuevo paradigma se establece como triunfador, la comunidad se
convierte, es
decir, cambia sus creencias básicas y comienza a confiar en otro
paradigma.
Esto produce un nuevo período de ciencia normal pero que se diferencia
del
anterior porque ahora los mismos datos pueden ser tomados en sentido
completamente diferente. En La revolución copernicana
Kuhn había
introducido una de sus afirmaciones más discutidas que sigue
sosteniendo en La
estructura. Allí hablaba explícitamente de conversos al
referirse a los que
adoptan un nuevo esquema conceptual (Kuhn, 1957/1985: 291). La
conversión es un
convencimiento sostenido en una creencia. No hay, en la adopción de un
nuevo
paradigma, nada que se parezca a una constatación de falsedad del
anterior
(Khun, 1962b/2002a: 128). No hay modo de sostener un esquema conceptual
o un
paradigma sobre otro por razones lógicas puras ni, por lo tanto,
tampoco para
rechazar ninguno.
Ahora bien ¿por qué se adopta el nuevo modelo? Los motivos de la adopción de un nuevo paradigma pueden estar dados por razones extracientíficas, como la popularidad que adquirió el telescopio en su momento. Pero dentro de la ciencia debe entenderse que el nuevo paradigma ofrece ventajas respecto del anterior. Por tal motivo existe el convencimiento de que el nuevo paradigma se revela como un instrumento más potente que su predecesor.
Teoría
New Look
A los
psicólogos enrolados en la teoría New Look se los considera
predecesores de la
corriente cognitiva. Ellos se interesaron por analizar la percepción
humana.
Los psicólogos gestálticos habían estudiado la percepción a fin de
identificar
las leyes que la rigen, es decir, las regularidades que hacen que todos
los
seres humanos tiendan a organizar los estímulos del ambiente de
determinadas
maneras. A
diferencia de la teoría de la
Gestalt los de la
New Look se preguntan
por qué la percepción es selectiva. Es decir, no por qué percibimos de
igual
manera, sino por qué bajo ciertas circunstancias, percibimos diferente.
A la
Gestalt le interesan los aspectos universales de la percepción, a la
New Look
los aspectos individuales. Investigadores como Bruner, Postman y Mc
Guinnies realizaron
experimentos diversos para comprobar lo anteriormente mencionado.
Buscaban
descubrir cómo influyen en la percepción las inclinaciones valorativas
de los
individuos[23].
Para
Bruner los resultados de estas experiencias se explican por la
existencia de ciertas
hipótesis en el sujeto (Verón habla de intencionalidad). Estas
hipótesis, o
predisposiciones, condicionan la percepción. En este sentido no puede
hablarse
de percepciones puras como lo propondría el conductismo. Para esta
corriente el
estímulo llega al individuo produciendo el efecto perceptivo, pero no
puede dar
cuenta de las diferencias en las percepciones de los sujetos a partir
de
estímulos idénticos. El modelo de Bruner permite entender este fenómeno
a
partir de ciertas categorías que organizan de una determinada manera
los
estímulos. Este planteo se asemeja a una postura kantiana, las
categorías de la
percepción funcionan como un a priori a la experiencia y le dan
sentido. ¿Cuál
es el origen de esas categorías? Los tests administrados comprueban que
son
coherentes con las variables de personalidad del individuo pero tienen
un
correlato cognitivo.
Ahora
bien, los casos que cita Kuhn son netamente cognitivos. Se trata de que
la
experiencia de ciertos aspectos del mundo conocido actúan condicionando
las
cogniciones siguientes. En el experimento que comenta Kuhn, realizado
por
Bruner y Postman, se le presentan al sujeto sometido a la experiencia
cartas de
póker cuyo color no coincidía con el palo. Al respecto de este
experimento el
resultado muestra que las cartas anómalas son reconocidas por los
sujetos como
normales, ya que ellos perciben lo que sus categorías conceptuales
predispuestas les permiten percibir. He aquí que el modo de romper con
esas
habitualidades deba ser súbito y violentando la resistencia de la
estructura
esperada (Kuhn, 1962b/2002a: 109).
Teoría de la Gestalt
En La
estructura (1962)
Kuhn ha mencionado el
antecedente de una obra de Hanson, Patrones
de descubrimiento (1958),
en donde éste utiliza
la teoría de
Para
algunos comentaristas de Kuhn la referencia a la Gestalt es en Kuhn un
error y
debe desestimarse. Pero del mismo modo habría que ignorar toda
referencia
psicológica en su obra. Según Chalmers, por ejemplo, la epistemología
de Kuhn
pierde su rumbo cuando se somete a las cuestiones de cómo piensan los
científicos.
“(...) mi sugerencia es que
se elimine de la
concepción de Kuhn toda esa charla de cambios de gestalt y conversiones
religiosas y nos limitemos a una caracterización objetiva de los
paradigmas y a
la relación entre ellos.”[24]
A pesar de esta opinión, y de las dudas del propio Kuhn, el recurso a la teoría de la Gestalt es habitual en La estructura. Kuhn invoca los ejemplos de transformaciones visuales que estudia la teoría mencionada como buenos prototipos de lo que sucede en los cambios científicos (Kuhn, 1962b/2002a: 176). La cuestión del cambio de paradigma vincula a Kuhn con las teorías cognoscitivas de la percepción. El científico cambia su enfoque en un cambio revolucionario. Por lo tanto, no es llamativo que sean precisamente los modos de organizar el campo cognitivo del investigador los que den la pauta de los progresos en la ciencia. En esta primera etapa los procedimientos cognitivos son pensados por Kuhn desde lo perceptivo, por eso el campo cognitivo del científico es tratado como un campo perceptivo. Sin embargo, el cambio de visión es tanto perceptivo como conceptual.
“Al examinar una fotografía de cámara de burbujas, el estudiante ve líneas interrumpidas que se confunden, mientras que el físico un registro de sucesos subnucleares que le son familiares. Sólo después de cierto número de esas transformaciones de la visión, el estudiante se convierte en habitante del mundo de los científicos, ve lo que ven los científicos y responde en la misma forma que ellos.”[25]
La
teoría de la Gestalt es calificada como un enfoque estructural no
genético.
Hacia finales del siglo XIX la psicología había adquirido estatuto
científico
por imitar los procedimientos metodológicos de las ciencias naturales.
Al igual
que en la física y en la química importaban los fenómenos elementales.
En el
caso de la psicología de Wundt estos fenómenos estaban referidos a la
conciencia. El supuesto que regía establecía que son los elementos de
un
conjunto los que explican el todo. A este elementalismo le seguía un
asociacionismo como condición necesaria de reunión de esas partes en el
todo.
En cambio la Gestalt propone que nuestro modo de percibir se orienta
hacia
totalidades significativas en las que el todo es más que la suma de sus
partes.
Por lo tanto, no son las partes las que dan sentido al todo sino la
estructura
total la que da significado a las partes, los elementos son
estructurados no
estructurantes.
La
Gestalt utilizó la experimentación para verificar lo anterior en los
fenómenos
perceptivos particularmente, de ahí estableció leyes de la percepción.
Las leyes
indican modos regulares como se estructura nuestro conocimiento
perceptual del
mundo. Nuestra percepción ya es un efecto de la estructuración que
hacemos del
mundo conociendo no los elementos que se nos presentan a modo de
estímulos
sensoriales sino a estos ya configurados en totalidades o formas.
Así es
como, para Kuhn, los datos observacionales deben formar parte de un
conjunto
estructurado con sentido. Los elementos adquieren un significado dentro
de una
Gestalt particular, pero en otra podrían tener un significado
diferente. Se
podría decir que el paradigma es una Gestalt que funciona con cierta
rigidez.
El cambio de paradigma no puede estar facilitado, como en los cambios
de
Gestalt debe ocurrir de una manera abrupta.
En el
experimento de Bruner y Postman de las cartas anómalas (ej.: seis de
espadas
rojo y cuatro de corazones negro) los sujetos solían verlas como
normales (cfr.
Kuhn, 1962b/2002a: 108). Lo que se veía se ajustaba a la categoría
previa. En
la ciencia deberíamos esperar que suceda lo mismo con los científicos.
Al
referirse a la ciencia Kuhn admite que este ejemplo no sea sólo una
referencia
metafórica, sino que es posible admitir que sea un modo básico de la
naturaleza
de la mente (Kuhn, 1962b/2002a: 109). Y es que el condicionamiento de
la
experiencia previa es lo suficientemente fuerte para hacer que las
nuevas
experiencias se comprendan con un formato ya incorporado.
“Lo
que ve un hombre depende tanto de lo que mira como de lo que su
experiencia
visual y conceptual previa lo ha preparado a ver.”[26]
Pero
también sucede que lo que es descubierto como extraño se vuelve normal.
Los
experimentos realizados en el Hanover Institute son citados por Kuhn a
los
efectos de ejemplificar cómo se acostumbra un sujeto a ver cosas de una
manera
totalmente normal, cuando al principio le parecían extrañas. Ese es el
caso del
individuo que se acostumbra a ver con lentes inversos el mundo cabeza
abajo.
Procesos como éstos están involucrados en todas las novedades
científicas de
importancia (Kuhn, 1962b/2002a: 110).
Combinado
lo anterior con las explicaciones gestálticas resulta que en los
cambios de
paradigma el papel preponderante lo tiene el sujeto que aplica una
forma, una
configuración que constituye una reconstrucción que no tiene ninguna
continuidad necesaria con la anterior (Kuhn, 1962b/2002a: 139). De modo
que
siempre el cambio de paradigma implica un salto ya que entre el modelo
nuevo y
el anterior existe un hiato que no es posible articular por razones
lógicas o
epistemológicas.
Ahora
bien, el panorama de la ciencia, tal como ha sido planteado por Kuhn,
avala una
concepción del desarrollo científico como un proceso discontinuo y no
acumulativo. Las referencias a los cambios de Gestalt le dan a Kuhn un
cimiento
psicológico en relación con los procesos de conocimiento científico. Si
la
Gestalt es la base explicativa de los procesos cognitivos es porque
Kuhn cree
ver en éstos algo que justifica entender lo que sucede en la ciencia
tal como
se objetiva en los diferentes momentos de su desarrollo.
El carácter a-histórico de
las Gestalten
Una de
las cualidades de las formas es que son a-históricas. Veamos lo que
esto
significa y las implicancias que tiene en la adopción de la Gestalt que
hace
Kuhn.
La
a-historicidad de las Gestalten surge de las afirmaciones de Koffka
respecto
del campo psicofísico. El concepto de campo es tomado por Köhler del
electromagnetismo y se refiere a la dinámica establecida entre fuerzas
que se
equilibran. Según Koffka, este campo está organizado entre el yo y el
ambiente.
El individuo rompe el equilibrio con su conducta pero el campo total
influye en
su accionar. Este campo se comporta como una Gestalt, es decir, es un
todo
estructurado pero no estático sino dinámico. Este análisis de la
conducta
humana como resultado de un campo psicofísico es a-histórico pues se
toman en
cuenta solamente los factores actuales que influyen en la conducta.
Lo
mismo sucede con los fenómenos perceptivos ya que las formas están
disponibles
ante los estímulos que se presentan. La producción de formas no es una
parte
del estudio de la teoría, esta supone su existencia y así como no
concibe su
génesis tampoco puede dar cuenta de procesos de continuidad entre una
forma y
otra que reemplaza a una anterior.
Si
las
Gestalten no poseen historia, entonces no provienen de estructuras
anteriores.
Si su aplicación depende de las condiciones de la experiencia actual y
actúan
como predisposiciones fijas, si su rigidez impide su modificación y
progresión
transformadora hacia una nueva forma, si no es posible otorgar a las
Gestalten
continuidad ni lógica ni cronológica; entonces, resulta comprensible
que el
modelo de cambio de paradigma según el cambio de Gestalt sostenido en La
estructura adquiriera todos los matices de un cambio sin
continuidad ya
que, entre los paradigmas, habría discontinuidades semejantes a grietas
insalvables. Estos hiatos implican una inconmensurabilidad radical e
impiden
patrones unificadores de comparabilidad y comunicación entre
paradigmas. Se
entiende también que, de este modo, los paradigmas sean considerados
incompatibles; que la adopción del nuevo paradigma resulte más de un
salto o
una conversión abrupta que de convicciones lógicas o por métodos de
evaluación
racional; se comprende también la acusación de irracionalismo. Por otra
parte,
si no hay tribunal externo a los paradigmas para juzgar sobre ellos, ni
hay
acercamiento progresivo a la verdad en la historia de la ciencia,
entonces,
cualquier paradigma podría ser tan “verdadero” como cualquier otro, de
lo que
se desprende la acusación de relativismo. Si tomamos la teoría de la
Gestalt
como inspiración o punto de referencia de los procesos que Kuhn quiere
significar el resultado es el que antecede.
Concepto
de insight y los cambios de visión
Wolfgang Köhler describió en su obra The Mentality of Apes (La mentalidad de los monos) una serie de experimentos realizados con chimpancés con los que asentó el principio gestáltico de insight. En ellos, estos monos solucionaban un problema práctico relacionado con la reorganización de los estímulos de su entorno. Así Sultán debía alcanzar una banana que colgaba en el techo de su jaula y a la que no podía llegar saltando, ni con un palo, ni subiéndose a una caja. Pero luego de varios fracasos solucionaba el problema subiéndose a la caja y alcanzando la banana con el palo. Ésta y otras experiencias similares manifiestan que el animal encuentra la resolución a través de una especie de mirada interior en la que, abandonando los datos estrictos del medio, genera una nueva organización de los mismos. Esta nueva estructura, o Gestalt, no la ofrecen los estímulos sino una nueva combinación de los mismos lograda en su interior. A partir de esto se entiende por insight la súbita reestructuración del campo perceptivo. El insight no exige pasos intermedios, por eso es una visión repentina de la solución. No hay, entre la Gestalt procedente del medio y la nueva producida por el chimpancé, ningún puente sino una plena intuición. De manera que, por más que se quiera ver en esta conducta un comportamiento inteligente (ya que el animal soluciona un problema práctico nuevo para su especie), no puede hablarse de deducción ni de razonamiento.
Si bien el insight es estudiado, originalmente, como parte de los procesos de cognición perceptiva, los psicólogos gestálticos han extendido el concepto a todo tipo de cognición humana. También los aprendizajes que involucran nociones abstractas serían el resultado de tipos de insight por los cuales se reestructuraría el campo conceptual del individuo.
En síntesis, en la reestructuración gestáltica una forma viene a reemplazar a otra por una comprensión súbita de relaciones antes no advertidas. Los datos anteriores pasan a ser reorganizados bajo una nueva forma. Este cambio se produce por la captación interna de una nueva estructura que pudiera responder a un estado de cosas externo.
Kuhn ha aplicado este modelo a las innovaciones científicas y las ha denominado switch gestáltico.
“(...) el nuevo paradigma o un indicio suficiente para permitir una articulación posterior, surge repentinamente, a veces en medio de la noche, en la mente de un hombre sumergido profundamente en la crisis.”[27]
Y no es un dato menor que sea la
propia experiencia de Kuhn
la que le haya acercado esta interpretación. Al tratar de comprender la
Física
de Aristóteles, Kuhn encontraba demasiados puntos oscuros, de hecho
Aristóteles
se le aparecía como un ignorante en temas referidos a la mecánica y,
más aún,
sus errores le parecían propios de un físico terriblemente malo (Kuhn, 1981b/2002b: 26). Pero
todo
cambió cuando advirtió, de un modo repentino, por una comprensión
súbita
atribuible a un proceso de insight, lo que estaba diciendo el filósofo
griego.
“Súbitamente,
los fragmentos en mi cabeza se ordenaron por sí mismos de un modo
nuevo,
encajando todos a la vez (...) Ese tipo de experiencia –las piezas
ordenándose
súbitamente por sí mismas y apareciendo juntas de un modo nuevo– es la
primera
característica general del cambio revolucionario que distinguiré
después de una
consideración adicional de ejemplos.”[28]
Aquí
se
hace necesario destacar que Kuhn pudo haber confundido los procesos
cognitivos
individuales con procesos colectivos y, por ende, históricamente
reconocibles.
Por cierto, Kuhn admite haberse expresado mal al aplicar a las
comunidades procesos gestálticos
(Kuhn,
1989/2002b: 109). En uno de sus
últimos trabajos, Mundos posibles en la historia de la ciencia
(1989),
se muestra decidido a encarar de otra manera la cuestión de la
discontinuidad
en la ciencia comprendiendo que la transición entre la aceptación de un
léxico
y otro exige un estudio de los procesos intermedios, cosa que está
ausente en
el primer Kuhn.
La teoría de la Gestalt coincide con la concepción general que presenta Kuhn en un primer momento de los cambios científicos. Podríamos esquematizar lo anterior de la siguiente manera:
CAMBIOS DE GESTALT |
CAMBIOS
CIENTÍFICOS |
Estudios
del cambio de estructuras cognitivas en el campo perceptivo
Enfoque estructural. La Gestalt se orienta a las totalidades significativas, la estructura da significado a las partes En foque descriptivo y no explicativo. Insight: la súbita reestructuración del campo perceptivo. Cambio de Gestalt como salto, discontinuidad (a-historicidad de las gestalten). No estudia pasos intermedios, por eso es una visión repentina de la solución. |
Kuhn
invoca los ejemplos de transformaciones visuales
que estudia la Gestalt como buenos
prototipos de lo que sucede en los cambios
científicos (cambio de visión) Para Kuhn los datos observacionales adquieren significado dentro de un paradigma totalizador Cambio como switch gestáltico (insight). Comprensión repentina “(...) el nuevo paradigma o un indicio suficiente para permitir una articulación posterior, surge repentinamente, a veces en medio de la noche, en la mente de un hombre sumergido profundamente en la crisis.” (Kuhn, 1962b/2002a: 146) Discontinuidad entre paradigmas. No hay comparabilidad ni comunicación entre paradigmas (inconmensurabilidad) |
Referencias
bibliográficas
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Kuhn,
T. S.: «Mundos posibles en la historia de la ciencia» (artículo
presentado en
el 65 Symposium Nobel, 1986), en Kuhn, T. S.: El
camino desde la estructura, Barcelona,
Paidós, 1989/2002b.
Hanson,
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R.: Patterns of Discovery: An Inquiry
into the Conceptual Foundations of Science,
Mayoral de Lucas, J. V.: «Thomas S. Kuhn y el lenguaje
científico, 1949-1951: Los argumentos filosóficos de las Conferencias
Lowell»,
en Actas
del IV Congreso de
En http://www.solofici.org/images/stories/PDF/actas_iv_congreso_slmfce.pdf
* Doctor en Filosofía (UM), UBA, UNLaM.
[1] Baltas, A., Gavroglu, K., Kindi, V.: «Una
conversación con Thomas Kuhn», en Kuhn,
T. S.: El camino desde la
estructura, Barcelona, Paidós, 2002b, p. 310.
[2] Kuhn, T. S.: La
estructura de las revoluciones científicas, Bs. As., FCE.,
1962b/2002a, p. 11.
[3] Op. cit. 2002b,
p. 325.
[4] Thomas S.
Kuhn, The Quest for Physical Theory: Problems in the
Methodology of
Scientific Research, 3-30-III-1951, Thomas S. Kuhn Papers [MC
240],
Institute Archives and Special Collections, Massachusetts Institute of
Technology, Cambridge, Mass., caja 33, carpeta 11. La referencia y los comentarios que se
desarrollan sobre este tema en el presente trabajo han sido tomados de
Mayoral
de Lucas (2004).
[5] Mayoral de Lucas, J. V.: «Thomas S. Kuhn y el lenguaje científico,
1949-1951: Los argumentos filosóficos de las Conferencias Lowell», en Actas del IV Congreso de
[6] En adelante La estructura.
[7] Op.cit. 1962b/2002a, p. 188.
[8] Op. cit. 2002b, p. 322.
[9] Kuhn, T. S.: La revolución copernicana, Madrid,
Orbis, 1957/1985, p. 67.
[10] Ibid., p. 69.
[11] Ibid., 1957/1985,
p. 69.
[12] Ibid., 1957/1985,
p. 337.
[13] Ibid., pp. 337-338.
[14] Op.cit., 1962b/2002a, p. 43.
[15] Ibid., p. 13.
[16] Kuhn acepta la distinción entre pensamiento
divergente: el que funciona
en direcciones diferentes o rechazando direcciones antiguas y optando
por otras
nuevas; y pensamiento convergente:
el
que se ejerce sobre el consenso establecido (creencias tradicionales)
adquirido
por la educación y sostenido por la práctica científica (Kuhn, T. S.: «La tensión
esencial: tradición e innovación en la investigación científica», en Kuhn, T.
S.: La
tensión esencial, México, FCE, 1959/1996, pp. 249-250.
[17] Ibid., p. 252.
[18] Op. cit.,
1962b/2002a, p. 84.
[19] Op. cit., 1959b/1996, p. 259.
[20] Kuhn, T. S.: «La estructura histórica del
descubrimiento científico», en Kuhn,
T. S.: La tensión esencial,
México, FCE, 1962a/1996, p.
111.
[21] Op.cit., 1962b/2002a, p. 136.
[22] Ibid., p. 148.
[23] Una de esas experiencias seguía los siguientes pasos:
1º A un grupo de 25 individuos se les administraba un test (escala de Allport-Vernon) para distinguir sus inclinaciones valorativas.
2º Luego se les hacia ver por medio de un taquitoscopio un grupo de 36 palabras.
3º Se registraba el tiempo que tardaban los sujetos en identificar correctamente cada palabra y los intentos de identificación fallidos (hipótesis de presolución).
Los resultados obtenidos ofrecen, en líneas generales, la conclusión de que las personas utilizaban menos tiempo si la palabra a reconocer se asociaba positivamente con sus valoraciones. Las respuestas erróneas también mostraban que estaban orientadas por los significados valorativos del sujeto, de modo que podían ser incorrectas pero similares a las correctas cuando el contenido valorativo era elevado para el sujeto e incorrectas pero contrarias a las correctas cuando el contenido valorativo era bajo para el individuo.
[24] Chalmers, A.: ¿Qué
es esa cosa
llamada ciencia? Bs. As.,
SIGLO
XXI DE ARGENTINA EDITORES, 2004, p. 121.
[25] Op. cit.,
1962b/2002a, p. 177.
[26] Ibid.,
p. 179.
[27] Ibid., p. 146.
[28] Kuhn, T. S.: «¿Qué son las revoluciones
científicas?», en Kuhn, T. S.: El
camino desde la estructura, Barcelona,
Paidós, 1981/2002b, p. 27.
Cuaderno
de
Materiales SISSN: 1138-7734 Dep. Leg.: M-10196-98 Madrid 2010 |
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